06/12/2013 - Cartas de los lectores - Sucesiones - Josep Pagès Martí

"Inexplicable". Este es el título del artículo que el economista Ángel Sáez utiliza para censurar, por ser demasiado moderada, la anunciada reimplantación del impuesto de sucesiones en Catalunya (Economía, 2/XII/2013).

El señor Sáez dice que en una herencia "el hijo heredero difícilmente podrá defender que haya contribuido a que el padre se enriquezca", obviando que sin dar ejemplo e inculcar a la familia una vida de trabajo y sin despilfarros no hay ahorros ni patrimonio que puedan formarse. Al mismo tiempo ironiza sobre el esfuerzo "pírrico" que implicará al hijo pagar el moderado tributo, para recibir la herencia, comparándolo con el que realizará quien pretenda conseguir idéntico patrimonio sin heredarlo. Y se olvida decir que el padre también tuvo que trabajar duro y pagar muchos impuestos.

Pero lo más insólito de quienes justifican este impuesto es que consideran que al fallecer el derecho a la propiedad y a decidir sobre ella desaparecen. ¿Y dónde está escrito esto? ¿En qué se basa? ¿Por qué el Estado tiene que intervenir en las decisiones de un padre que ejerce la libre capacidad de disponer de sus ahorros? ¿O no tiene derecho a ello?

Sin duda, el impuesto de sucesiones pretende negárselo, y ser además el último eslabón de la abusiva cadena de impuestos que todos sufrimos por los mismos ingresos. A mí, sea o no moderado, me parece inaceptable.