26/05/2011 - Opinión - Editorial - Los pactos de CiU
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26/05/2011 - Opinión - Editorial - Los pactos de CiU
LA VANGUARDIA.COM
Opinión
Editorial
Los pactos de CiU
Publicado 26/05/2011
Siempre es más fácil gestionar las victorias que las derrotas. No hace falta recurrir al viejo Andreotti para hacer esa afirmación. Sin embargo, hay éxitos que obligan a quien los obtienen a ser muy cuidadoso. Ese es el caso de Convergència i Unió, flamante vencedora de las dos últimas elecciones en Catalunya, que le han dado la hegemonía política en el territorio. Una hegemonía que espera consolidar aún más en las futuras legislativas.
El cambio de decorado político, con un PSOE y un PSC en estado catártico y un PP desbordante en España y al alza en Catalunya, obliga al nacionalismo moderado a un juego de pactos difícil e incluso controvertido. La estrategia política a medio plazo –a largo, hoy por hoy, parece una utopía– ha de ser recuperar la capacidad decisiva en el Estado y asegurar el fortalecimiento en el territorio. Asumiendo que el objetivo primordial es poner las bases para una recuperación económica que recorte el paro y potencie la internacionalización de las empresas para recuperar la autoestima de los catalanes, los retos que tiene por delante CiU son la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para el 2011, la política de pactos en el Parlament y en los ayuntamientos y conseguir los apoyos necesarios para intentar llevar a buen puerto el pacto fiscal. Por todo ello, salir reforzado de unas elecciones legislativas es, para CiU, fundamental.
Es evidente que, de estos retos, el que aparece más decisivo es el de la política de pactos, porque su acierto puede marcar el futuro. Después de las últimas elecciones, es claro que a la sociovergencia se le ha pasado el momento. Al menos así lo expresan muchos socialistas catalanes. El PSC se encuentra en un estado de debilidad tan flagrante que difícilmente se podrá contar con ese partido, ni con su abstención, para aprobar los presupuestos; a lo sumo, algunos pactos concretos en ayuntamientos. Un estado de debilidad que se hace extensivo al Gobierno y al PSOE, con un Zapatero en estado agónico y un futuro nada claro.
Más fácil parece negociar determinados pactos con el PP, tanto por lo que hace al Parlament –la práctica desaparición del impuesto de sucesiones– como en ayuntamientos que, como el de Tarragona, pueden desplazar a los socialistas; aunque hay casos, como el de Badalona, en los que un acuerdo se hace más difícil de justificar. Pero lo que es muy complicado es pensar en un pacto estable con el PP debido a la actitud de este partido en el pasado inmediato y, en concreto, su posición con respecto al Estatut. Si la cabeza exige ser pragmáticos, el corazón nacionalista huye del PP como del diablo. Al margen del anticatalanismo que han desarrollado los populares en estos últimos años, entre otras razones por el malhadado Pacte del Tinell, todavía es reciente el infierno que vivió CiU por su pacto con el PP de Aznar después del 2000 y que, en buena parte, fue el causante de la pérdida de la Generalitat en el 2003. Cierto que el PP catalán ha cambiado y Rajoy no es Aznar, pero la herida no está cauterizada. Además, ante un proceso electoral en el que el PP puede lograr la mayoría absoluta, lo que no conviene a la estrategia de CiU, este pacto puede ser un arma de doble filo.
¿Puede esperar Mas a las generales para establecer su política de pactos? Puede hacerlo, pero con la espada de Damocles encima, por cuanto la espera puede perjudicar notablemente sus expectativas ante la necesidad urgente de tomar medidas para salir de la crisis.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20110526/54161487115/los-pactos-de-ciu.html
Opinión
Editorial
Los pactos de CiU
Publicado 26/05/2011
Siempre es más fácil gestionar las victorias que las derrotas. No hace falta recurrir al viejo Andreotti para hacer esa afirmación. Sin embargo, hay éxitos que obligan a quien los obtienen a ser muy cuidadoso. Ese es el caso de Convergència i Unió, flamante vencedora de las dos últimas elecciones en Catalunya, que le han dado la hegemonía política en el territorio. Una hegemonía que espera consolidar aún más en las futuras legislativas.
El cambio de decorado político, con un PSOE y un PSC en estado catártico y un PP desbordante en España y al alza en Catalunya, obliga al nacionalismo moderado a un juego de pactos difícil e incluso controvertido. La estrategia política a medio plazo –a largo, hoy por hoy, parece una utopía– ha de ser recuperar la capacidad decisiva en el Estado y asegurar el fortalecimiento en el territorio. Asumiendo que el objetivo primordial es poner las bases para una recuperación económica que recorte el paro y potencie la internacionalización de las empresas para recuperar la autoestima de los catalanes, los retos que tiene por delante CiU son la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para el 2011, la política de pactos en el Parlament y en los ayuntamientos y conseguir los apoyos necesarios para intentar llevar a buen puerto el pacto fiscal. Por todo ello, salir reforzado de unas elecciones legislativas es, para CiU, fundamental.
Es evidente que, de estos retos, el que aparece más decisivo es el de la política de pactos, porque su acierto puede marcar el futuro. Después de las últimas elecciones, es claro que a la sociovergencia se le ha pasado el momento. Al menos así lo expresan muchos socialistas catalanes. El PSC se encuentra en un estado de debilidad tan flagrante que difícilmente se podrá contar con ese partido, ni con su abstención, para aprobar los presupuestos; a lo sumo, algunos pactos concretos en ayuntamientos. Un estado de debilidad que se hace extensivo al Gobierno y al PSOE, con un Zapatero en estado agónico y un futuro nada claro.
Más fácil parece negociar determinados pactos con el PP, tanto por lo que hace al Parlament –la práctica desaparición del impuesto de sucesiones– como en ayuntamientos que, como el de Tarragona, pueden desplazar a los socialistas; aunque hay casos, como el de Badalona, en los que un acuerdo se hace más difícil de justificar. Pero lo que es muy complicado es pensar en un pacto estable con el PP debido a la actitud de este partido en el pasado inmediato y, en concreto, su posición con respecto al Estatut. Si la cabeza exige ser pragmáticos, el corazón nacionalista huye del PP como del diablo. Al margen del anticatalanismo que han desarrollado los populares en estos últimos años, entre otras razones por el malhadado Pacte del Tinell, todavía es reciente el infierno que vivió CiU por su pacto con el PP de Aznar después del 2000 y que, en buena parte, fue el causante de la pérdida de la Generalitat en el 2003. Cierto que el PP catalán ha cambiado y Rajoy no es Aznar, pero la herida no está cauterizada. Además, ante un proceso electoral en el que el PP puede lograr la mayoría absoluta, lo que no conviene a la estrategia de CiU, este pacto puede ser un arma de doble filo.
¿Puede esperar Mas a las generales para establecer su política de pactos? Puede hacerlo, pero con la espada de Damocles encima, por cuanto la espera puede perjudicar notablemente sus expectativas ante la necesidad urgente de tomar medidas para salir de la crisis.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20110526/54161487115/los-pactos-de-ciu.html
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