19/07/2010 - SIGLO XXI - The Washington Post Writers Group - Un cuadro de demencia fiscal
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19/07/2010 - SIGLO XXI - The Washington Post Writers Group - Un cuadro de demencia fiscal
SIGLO XXI
The Washington Post Writers Group
Un cuadro de demencia fiscal
Publicado 19/07/2010
Ruth Marcus
WASHINGTON
La tempestiva muerte de George Steinbrenner -- que sospecho él no verá de la misma forma -- señala la insensatez de la presente situación fiscal del impuesto de sucesiones. Como habrá sabido, el multimillonario propietario de los Yankees podría terminar no teniendo que pagar el impuesto de sucesiones - porque este año no hay impuesto de sucesiones.
El año pasado, los herederos de Steinbrenner tendrían que afrontar un tipo fiscal del 45 por ciento de su fortuna. El próximo año, el tipo fiscal volverá a ascender a la cota del 55 por ciento. El Congreso no va a dejar que suceda esto - pero es también improbable que acabe con el impuesto de patrimonio de una tacada.
De ahí el oportuno óbito de Steinbrenner y de tres colegas multimillonarios que ya han fallecido este año. Se sabe que algo del código fiscal anda muy mal cuando los gestores de patrimonio dicen cosas como "si usted es súper-rico, es buen año para morirse", como declaraba Jack Nuckolls, de Seidman Patrimonio, a The Associated Press. AP sitúa los ahorros de Steinbrenner en torno a la cota de los 500 millones de dólares.
El Congreso derogó el impuesto de sucesiones en el ejercicio 2010 para ser, perdone la expresión, reanimado en el 2011. Nadie esperaba que este barroco escenario se desarrollara realmente en 2010, pero el Congreso no ha podido ponerse de acuerdo en el tipo razonable de un impuesto nuevo de sucesiones.
Es posible que este año se reimplante un impuesto de patrimonio y se aplique con carácter retroactivo, pero hay un montón de bufetes que se frotan las manos por la minuta de años de litigios en torno a su constitucionalidad. Respuesta corta: Lo es, pero ¿cuándo ha impedido eso presentar demandas a los abogados?
La situación del impuesto de patrimonio es aún más caótica de lo que parece. Mientras los herederos de los súper-ricos cosechan unos ingresos inesperados y las arcas del estado pierden una recaudación necesaria, algunos de los herederos de los menos ricos asumen realmente impuestos más altos porque, a causa de un cambio colateral del reglamento, tienen que declarar unas propiedades que de otro modo habrían estado libres de impuestos.
La noción de derogar el llamado "impuesto de los muertos" era errónea en un momento de presunto superávit presupuestario, y es particularmente irresponsable ahora. Más allá de recaudar los necesarios tributos, el impuesto de sucesiones cumple una importante función.
Como escriben Michael J. Graetz e Ian Shapiro en "Muerte por un millar de recortes" acerca del movimiento en favor de derogar el impuesto de sucesiones, "Durante casi un siglo, el impuesto de propiedades sólo afectó al 1 ó el 2 por ciento de las rentas más altas, fomentó la donación a caridad y no impuso ninguna carga tributaria a la gran mayoría de estadounidenses. Este impuesto se apoyaba en valor estadounidense capital: que todos deben tener las mismas oportunidades de perseguir sus sueños económicos". Lo único de malo que tiene esta versión es que exagera el trozo del impuesto moderno, que se aplicó sólo a dos de cada 1.000 fortunas durante el ejercicio 2009.
La administración Obama ha propuesto reimplantar el impuesto de patrimonios a sus tipos de 2009: el 45 por ciento, libres los primeros 3,5 millones de patrimonio individual o 7 millones en el caso del patrimonio conjunto. La Cámara aprobó una legislación así el año pasado. Es más que adecuada para blindarse contra la presunta amenaza planteada por el impuesto a las explotaciones familiares y otros pequeños negocios. Más que nada, es demasiado generosa: costará alrededor de 250.000 millones de dólares durante la próxima década, en comparación con el código actual.
No lo bastante generosa, sin embargo, para los Senadores Jon Kyl, R-Ariz., y Blanche Lincoln, D-Ark. , que defienden una exención fiscal de 10 millones de dólares para los patrimonios conjuntos y un tipo del 35% -- aunque ocultan el verdadero coste a largo plazo de su propuesta implantándola de forma gradual.
La mala idea más reciente, propuesta por el Representante Mike Thompson, D-Calif., es una exención ilimitada del impuesto de propiedades destinada a las explotaciones agrarias. Esto es innecesario porque muy pocas explotaciones familiares son lo bastante rentables para verse afectadas por el impuesto -- el Centro de Legislación Fiscal estima que menos de 110 en el ejercicio próximo si el impuesto llega a reimplantarse con los anteriores tipos.
Esta exención es desaconsejable porque simplemente incentiva a las grandes fortunas no agrarias a transferir su riqueza al campo y, como concluye el Centro, "esencialmente convertir el impuesto en algo voluntario en el caso de los muy ricos". En la práctica perjudicaría a las explotaciones familiares al elevar el precio del suelo.
De forma que tal vez el oportuno fallecimiento de Steinbrenner sirva de toque de atención que una a la vez a los hinchas de los Yankees y a los que no los pueden ver. Hay que resucitar el impuesto de sucesiones.
Leer aquí: http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/58094
The Washington Post Writers Group
Un cuadro de demencia fiscal
Publicado 19/07/2010
Ruth Marcus
WASHINGTON
La tempestiva muerte de George Steinbrenner -- que sospecho él no verá de la misma forma -- señala la insensatez de la presente situación fiscal del impuesto de sucesiones. Como habrá sabido, el multimillonario propietario de los Yankees podría terminar no teniendo que pagar el impuesto de sucesiones - porque este año no hay impuesto de sucesiones.
El año pasado, los herederos de Steinbrenner tendrían que afrontar un tipo fiscal del 45 por ciento de su fortuna. El próximo año, el tipo fiscal volverá a ascender a la cota del 55 por ciento. El Congreso no va a dejar que suceda esto - pero es también improbable que acabe con el impuesto de patrimonio de una tacada.
De ahí el oportuno óbito de Steinbrenner y de tres colegas multimillonarios que ya han fallecido este año. Se sabe que algo del código fiscal anda muy mal cuando los gestores de patrimonio dicen cosas como "si usted es súper-rico, es buen año para morirse", como declaraba Jack Nuckolls, de Seidman Patrimonio, a The Associated Press. AP sitúa los ahorros de Steinbrenner en torno a la cota de los 500 millones de dólares.
El Congreso derogó el impuesto de sucesiones en el ejercicio 2010 para ser, perdone la expresión, reanimado en el 2011. Nadie esperaba que este barroco escenario se desarrollara realmente en 2010, pero el Congreso no ha podido ponerse de acuerdo en el tipo razonable de un impuesto nuevo de sucesiones.
Es posible que este año se reimplante un impuesto de patrimonio y se aplique con carácter retroactivo, pero hay un montón de bufetes que se frotan las manos por la minuta de años de litigios en torno a su constitucionalidad. Respuesta corta: Lo es, pero ¿cuándo ha impedido eso presentar demandas a los abogados?
La situación del impuesto de patrimonio es aún más caótica de lo que parece. Mientras los herederos de los súper-ricos cosechan unos ingresos inesperados y las arcas del estado pierden una recaudación necesaria, algunos de los herederos de los menos ricos asumen realmente impuestos más altos porque, a causa de un cambio colateral del reglamento, tienen que declarar unas propiedades que de otro modo habrían estado libres de impuestos.
La noción de derogar el llamado "impuesto de los muertos" era errónea en un momento de presunto superávit presupuestario, y es particularmente irresponsable ahora. Más allá de recaudar los necesarios tributos, el impuesto de sucesiones cumple una importante función.
Como escriben Michael J. Graetz e Ian Shapiro en "Muerte por un millar de recortes" acerca del movimiento en favor de derogar el impuesto de sucesiones, "Durante casi un siglo, el impuesto de propiedades sólo afectó al 1 ó el 2 por ciento de las rentas más altas, fomentó la donación a caridad y no impuso ninguna carga tributaria a la gran mayoría de estadounidenses. Este impuesto se apoyaba en valor estadounidense capital: que todos deben tener las mismas oportunidades de perseguir sus sueños económicos". Lo único de malo que tiene esta versión es que exagera el trozo del impuesto moderno, que se aplicó sólo a dos de cada 1.000 fortunas durante el ejercicio 2009.
La administración Obama ha propuesto reimplantar el impuesto de patrimonios a sus tipos de 2009: el 45 por ciento, libres los primeros 3,5 millones de patrimonio individual o 7 millones en el caso del patrimonio conjunto. La Cámara aprobó una legislación así el año pasado. Es más que adecuada para blindarse contra la presunta amenaza planteada por el impuesto a las explotaciones familiares y otros pequeños negocios. Más que nada, es demasiado generosa: costará alrededor de 250.000 millones de dólares durante la próxima década, en comparación con el código actual.
No lo bastante generosa, sin embargo, para los Senadores Jon Kyl, R-Ariz., y Blanche Lincoln, D-Ark. , que defienden una exención fiscal de 10 millones de dólares para los patrimonios conjuntos y un tipo del 35% -- aunque ocultan el verdadero coste a largo plazo de su propuesta implantándola de forma gradual.
La mala idea más reciente, propuesta por el Representante Mike Thompson, D-Calif., es una exención ilimitada del impuesto de propiedades destinada a las explotaciones agrarias. Esto es innecesario porque muy pocas explotaciones familiares son lo bastante rentables para verse afectadas por el impuesto -- el Centro de Legislación Fiscal estima que menos de 110 en el ejercicio próximo si el impuesto llega a reimplantarse con los anteriores tipos.
Esta exención es desaconsejable porque simplemente incentiva a las grandes fortunas no agrarias a transferir su riqueza al campo y, como concluye el Centro, "esencialmente convertir el impuesto en algo voluntario en el caso de los muy ricos". En la práctica perjudicaría a las explotaciones familiares al elevar el precio del suelo.
De forma que tal vez el oportuno fallecimiento de Steinbrenner sirva de toque de atención que una a la vez a los hinchas de los Yankees y a los que no los pueden ver. Hay que resucitar el impuesto de sucesiones.
Leer aquí: http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/58094
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