05/03/2010 - HOY.ES - Opinión - El cuadro
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05/03/2010 - HOY.ES - Opinión - El cuadro
HOY.ES
Opinión
El cuadro
Publicado 05/03/2010
JESÚS ALBERTO LLEONART | NOTARIO DE AZUAGA ARTÍCULOS DE FE
LA Ley extremeña de Medidas Fiscales introdujo el uno de enero de 2009, la posibilidad de que los ascendientes donen a sus descendientes una vivienda que vaya a ser su primera residencia habitual en Extremadura, con una importante rebaja en la factura fiscal -reducción de 99% en la base imponible del Impuesto de donaciones-, aunque con limitaciones.
Los padres de Juan habían decidido que estudiara Derecho en Cáceres. El padre siempre quiso que su hijo siguiera la carrera de un tío abuelo registrador de la propiedad cuyo cuadro presidía la zona noble de su casa en la Sierra de Gata. Juan, nunca vio con buenos ojos el retrato de su tío abuelo y rehuía su mirada desafiante. No se imaginaba en el cargo de su abuelo, pero al padre aquello le hacía ilusión y el hijo siempre fue complaciente. La madre había heredado en Cáceres una finca urbana que pondría a disposición de su hijo mediante la correspondiente escritura de donación, solicitando los beneficios fiscales de la Ley. Además cumpliría con todos los requisitos: donación de ascendientes a descendientes, destinada a constituir la primera vivienda habitual de su hijo en Extremadura, con el límite de 122.000 euros de valor, aunque eso sí, con la obligación de mantenerlo en su patrimonio durante cinco años.
Hubo que hacer algunos arreglos porque le insistí en que Hacienda iba a examinar su expediente con detalle. En la donación de la vivienda iba incluido el retrato, para que le diera suerte -decía la madre- ante un futuro tan prometedor.
Juan visitó la capital para empadronarse y aquello le empezó a gustar, aunque el peor momento del día era atravesar la salita, y dar un respetuoso cabezazo ante el óleo del señor registrador, y al final de cada jornada jurídica rendirle cuentas, aunque fuera con la mirada. La liturgia diaria empezaba a pesarle como una losa.
El curso comenzó y los acontecimientos se sucedieron con velocidad de vértigo. Juan enseguida chocó con la Teoría del Derecho, porque decía ser muy práctico. Además se volvió muy crítico con el Plan de Bolonia al que culpaba de su desinterés por el Derecho. Quiso el destino que en Internet descubriera que su verdadera vocación era la de crupier de un casino en Torremolinos que necesitaba personal y él, un tipo bien parecido, daba la talla. La casa de Cáceres apenas era visitada por Juan que, instalado ya en el casino de Torreqebrada, se alquiló un apartamento en el paseo marítimo de Torremolinos, con los ahorros y las propinas que enseguida se granjeó de su selecta clientela noruega.
La falta de noticias de Juan intranquilizó a los padres. No les llamaba con la asiduidad requerida y empezaban a sospechar de la extraña lengua extranjera que oían al fondo de la conversación telefónica. «Un cruce» -decía Juan, con la seguridad del que reparte naipes. Los padres, alertados, hicieron gestiones a través del alcalde de su pueblo, ex profesor de la UEX, quien se puso en contacto con un catedrático de la Facultad, para preguntar qué tal iba su hijo... El profesor le contestó que estaba matriculado en su grupo, pero no sabía quién era su hijo, aunque había preguntado por él varias. Nadie le conocía. Tras la primera semana de clases no había vuelto. El padre, avergonzado, sollozaba al teléfono y no daba crédito a lo que escuchaba. La madre, resignada, sólo pensaba en recuperar el cuadro del tío abuelo registrador de la propiedad y en el menoscabo que causaría en la memoria de tan insigne hijo de la villa.
La madre me ha llamado para que le interprete una carta remitida por la Oficina liquidadora del Impuesto de Sucesiones y Donaciones de la Junta de Extremadura en la que le requieren para que justifique la ocupación de la vivienda habitual donada a su hijo Juan -actualmente desocupada y con un letrero anunciando su alquiler- o que, en el caso contrario, proceda a ingresar las cantidades del Impuesto de Sucesiones y Donaciones que indebidamente dejó de abonar.
Leer aquí: http://www.hoy.es/v/20100305/opinion/cuadro-20100305.html
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Publicado 05/03/2010
JESÚS ALBERTO LLEONART | NOTARIO DE AZUAGA ARTÍCULOS DE FE
LA Ley extremeña de Medidas Fiscales introdujo el uno de enero de 2009, la posibilidad de que los ascendientes donen a sus descendientes una vivienda que vaya a ser su primera residencia habitual en Extremadura, con una importante rebaja en la factura fiscal -reducción de 99% en la base imponible del Impuesto de donaciones-, aunque con limitaciones.
Los padres de Juan habían decidido que estudiara Derecho en Cáceres. El padre siempre quiso que su hijo siguiera la carrera de un tío abuelo registrador de la propiedad cuyo cuadro presidía la zona noble de su casa en la Sierra de Gata. Juan, nunca vio con buenos ojos el retrato de su tío abuelo y rehuía su mirada desafiante. No se imaginaba en el cargo de su abuelo, pero al padre aquello le hacía ilusión y el hijo siempre fue complaciente. La madre había heredado en Cáceres una finca urbana que pondría a disposición de su hijo mediante la correspondiente escritura de donación, solicitando los beneficios fiscales de la Ley. Además cumpliría con todos los requisitos: donación de ascendientes a descendientes, destinada a constituir la primera vivienda habitual de su hijo en Extremadura, con el límite de 122.000 euros de valor, aunque eso sí, con la obligación de mantenerlo en su patrimonio durante cinco años.
Hubo que hacer algunos arreglos porque le insistí en que Hacienda iba a examinar su expediente con detalle. En la donación de la vivienda iba incluido el retrato, para que le diera suerte -decía la madre- ante un futuro tan prometedor.
Juan visitó la capital para empadronarse y aquello le empezó a gustar, aunque el peor momento del día era atravesar la salita, y dar un respetuoso cabezazo ante el óleo del señor registrador, y al final de cada jornada jurídica rendirle cuentas, aunque fuera con la mirada. La liturgia diaria empezaba a pesarle como una losa.
El curso comenzó y los acontecimientos se sucedieron con velocidad de vértigo. Juan enseguida chocó con la Teoría del Derecho, porque decía ser muy práctico. Además se volvió muy crítico con el Plan de Bolonia al que culpaba de su desinterés por el Derecho. Quiso el destino que en Internet descubriera que su verdadera vocación era la de crupier de un casino en Torremolinos que necesitaba personal y él, un tipo bien parecido, daba la talla. La casa de Cáceres apenas era visitada por Juan que, instalado ya en el casino de Torreqebrada, se alquiló un apartamento en el paseo marítimo de Torremolinos, con los ahorros y las propinas que enseguida se granjeó de su selecta clientela noruega.
La falta de noticias de Juan intranquilizó a los padres. No les llamaba con la asiduidad requerida y empezaban a sospechar de la extraña lengua extranjera que oían al fondo de la conversación telefónica. «Un cruce» -decía Juan, con la seguridad del que reparte naipes. Los padres, alertados, hicieron gestiones a través del alcalde de su pueblo, ex profesor de la UEX, quien se puso en contacto con un catedrático de la Facultad, para preguntar qué tal iba su hijo... El profesor le contestó que estaba matriculado en su grupo, pero no sabía quién era su hijo, aunque había preguntado por él varias. Nadie le conocía. Tras la primera semana de clases no había vuelto. El padre, avergonzado, sollozaba al teléfono y no daba crédito a lo que escuchaba. La madre, resignada, sólo pensaba en recuperar el cuadro del tío abuelo registrador de la propiedad y en el menoscabo que causaría en la memoria de tan insigne hijo de la villa.
La madre me ha llamado para que le interprete una carta remitida por la Oficina liquidadora del Impuesto de Sucesiones y Donaciones de la Junta de Extremadura en la que le requieren para que justifique la ocupación de la vivienda habitual donada a su hijo Juan -actualmente desocupada y con un letrero anunciando su alquiler- o que, en el caso contrario, proceda a ingresar las cantidades del Impuesto de Sucesiones y Donaciones que indebidamente dejó de abonar.
Leer aquí: http://www.hoy.es/v/20100305/opinion/cuadro-20100305.html
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