02/06/2010 - Opinión - Una mala receta

LA VANGUARDIA
Opinión
Una mala receta
Publicado 02/06/2010. Edición impresa. pág. 18

La decisión del Govern de la Generalitat de subir los impuestos es cuestionable y puede tener efectos recesivos sobre la incipiente recuperación de la economía catalana. El incremento del impuesto sobre transmisiones patrimoniales, el de actos jurídicos documentados y el de la matriculación de automóviles, acordado ayer, constituye una carga fiscal adicional que agravará el impacto en la economía que tendrá la subida del IVA a partir de julio, aprobada por el Gobierno central, después de haber gravado ya las rentas del ahorro desde el pasado mes de enero. Más polémica aún es la subida del impuesto sobre la renta de los salarios más altos, pero es una medida que, en el caso de acabar entrando en vigor, no se haría efectiva hasta el próximo enero.

El efecto de la citada batería de incrementos fiscales castiga la confianza y la capacidad de consumo de los ciudadanos y, en consecuencia, limitará la potencialidad de crecimiento de la economía, hasta el punto de afectar incluso a la recaudación inicialmente prevista con la subida de dichos impuestos. Por tanto, las decisiones fiscales del Govern no parecen, de entrada, una decisión demasiado acertada.

Nuevamente, Catalunya se ve discriminada fiscalmente con respecto al resto de las comunidades autónomas, ya que es la única que ha optado por una batería de medidas de este calibre para reducir su déficit público. Actualmente es ya la que más grava las sucesiones y las transmisiones patrimoniales. También es la que menos deducciones aplica sobre el tramo autonómico del impuesto sobre la renta, un impuesto que - tras los aumentos anunciados ayer por el Govern-se aplicará sobre unos salarios que ya están sometidos actualmente a una fiscalidad muy elevada.

Cuando se exige más dinero a los ciudadanos, bien con más impuestos o con reducciones de salario, hay que tener la seguridad de que se ha hecho todo lo necesario para ajustar los gastos públicos. Yes legítimo preguntarse si ha sido así.

Tal vez el Govern debería haber reaccionado con más energía al inicio de la crisis. Ahora, una vez que las agencias de calificación han rebajado la nota de solvencia de Catalunya, las cosas son más difíciles. El plan de ajuste anunciado prevé una reducción de gastos de 1.670 millones de euros, para rebajar el déficit hasta 4.700 millones este año, el 2,4% del producto interior bruto catalán. La principal partida que se recortará, sin embargo, es la de inversiones (531 millones), lo que también afectará al crecimiento.

El momento actual exige que los políticos se conviertan más que nunca en buenos gestores del dinero público. Se puede y se debe hacer mucho más para racionalizar y simplificar el gasto público en Catalunya. Los presupuestos de la Generalitat se deben revisar al tiempo que se privatizan aquellos servicios que pueda asumir la iniciativa privada a menor coste. Todo ello debería haberse hecho antes de subir impuestos, que, en todo caso, debería haberse planteado como último recurso.