15/11/2009 - EL DIARIO MONTANES.ES (Cantabria) - Economía - La confiscación que se avecina

EL DIARIO MONTANES.ES (Cantabria)
Economía
La confiscación que se avecina
Publicado 15/11/09
FEDERICO SANTAMARÍA VELASCO. Economista. Miembro de la Asociación Española de Asesores Fiscales

..../.... así como al anuncio hecho por el Gobierno de Cantabria de reimplantar en Cantabria el Impuesto sobre Sucesiones; Impuesto que desde el año 2.003 se había, justamente, prácticamente eliminado, cuando los herederos fueran los descendientes, cónyuges o ascendientes.

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Y si alguien tiene la desgracia de fallecer en Cantabria a partir del año 2010, con un patrimonio inmobiliario de cierta importancia, puede ocasionar la ruina a sus herederos, por la confluencia del Impuesto sobre Sucesiones con el del Incremento sobre el Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana y la dificultad actual de proceder a su venta para poder pagar los impuestos devengados. Pasemos ahora el Impuesto sobre Sucesiones que se nos quiere reintroducir en Cantabria en las transmisiones mortis-causa de padres a hijos y viceversa y entre cónyuges.

Desde el año 2003, el Impuesto sobre Sucesiones citado fue, con los votos del P.P. y del P.R.C., reducido a un Impuesto simbólico, siendo Cantabria la Comunidad Autónoma (sin tener en cuenta a las Forales) pionera en tomar tal medida, medida que posteriormente fué seguida en mayor o menor medida por el resto de Comunidades.

El Impuesto sobre Sucesiones es, a juicio de muchos tratadistas, anacrónico (nació por Real Cedula de 25 de Septiembre de 1798 para lograr financiación de la maltrecha Hacienda Real en sus guerras contra Francia) e injusto, por producirse el hecho imponible como consecuencia de algo tan «voluntario» como el fallecimiento una persona.

Es un Impuesto que ataca al ahorro familiar y en definitiva a la familia y ataca en el momento más dramático, cuando se produce una desgracia familiar, y en el momento en que la familia ha perdido en la mayoría de los casos, a su fuente de renta más importante. Dejando a un lado el sufrimiento por la pérdida de un ser querido, los herederos han de hacer frente al pago de un Impuesto por el patrimonio ahorrado por su progenitor (caso más habitual), patrimonio que resulta en la mayoría de los casos del sacrificio y esfuerzo personal de los progenitores, y después de haber pagado todo tipo de impuestos en la generación de la renta ahorrada para formar tal patrimonio, siendo el más significativo el del I.R.P.F. que ha podido alcanzar tipos de hasta el 43%.

A parte de los comentarios expuestos anteriormente sobre los bienes inmuebles que formarán parte del caudal relicto, hay que tener en cuenta que los tipos del Impuesto, junto con sus coeficientes multiplicadores, pueden llegar hasta el 40,8% de padres a hijos y hasta del 81,6% cuando los herederos son otros familiares y extraños a la familia.

No olvidemos que los tipos impositivos vienen de años en que al ser los valores declarados muy bajos y no disponer las Administraciones Públicas de medios como los que dispone en la actualidad, éstas cubrían sus objetivos de recaudación elevando los tipos. En unos momentos como los actuales, con los valores que pueden resultar, el mantener estos tipos y el propio Impuesto supone en la practica una carga inasumible en las herencias de cierta cuantía, máxime si están formadas por bienes inmuebles y teniendo en cuenta que el pago del Impuesto ha de hacerse en efectivo metálico y no se admiten, salvo casos muy especiales, el pago en especie.

Si no hay liquidez en el caudal hereditario y el heredero tampoco dispone de ella, deberá malvender los bienes -si encuentra comprador- por un valor muy inferior al tenido en cuenta por la Administración y ello supondrá en la práctica la confiscación de los bienes de la herencia, o la ruina del propio heredero.

Por otra parte no hay que olvidar que la financiación de las Comunidades Autonomías se nutre, entre otras, de la recaudación del IRPF en cada una de ellas; en el próximo modelo de financiación autonómica el 50% de tal recaudación revertirá al Gobierno de Cantabria.

Con el actual modelo de financiación, Cantabria ha obtenido la mayor financiación per-capita de todas las Comunidades Autónomas; no me cabe duda que parte de esa financiación ha provenido de aquellas personas de rentas altas que trasladaron su domicilio a Cantabria para así evitar el injusto y anacrónico Impuesto sobre Sucesiones; sin olvidarnos de aquellas que se hubieran ido de Cantabria de haberse mantenido el citado Impuesto.

Si el Gobierno de Cantabria mantiene su proyecto de reimplantar el Impuesto sobre Sucesiones entre padres e hijos y cónyuges, perderá parte de la financiación proveniente del Impuesto sobre la Renta, de aquellas personas de rentas altas que al verse agraviadas por su residencia en Cantabria y ante el riesgo de que su patrimonio al fallecimiento sea confiscado por las diferentes Administraciones, cambiará su residencia a regiones próximas, donde tal imposición no existe o es simbólica.

No olvidemos que, El País Vasco, La Rioja, Navarra, Castilla León y Madrid, se encuentran entre las Regiones de España donde fallecer no supondrá en la practica pagar el Impuesto Sobre Sucesiones entre padres e hijos y cónyuges.

Con ello, la reimplantación de un Impuesto como el de Sucesiones, tan anacrónico como injusto, supondrá una merma recaudatoria para la Comunidad Autónoma, por la marcha a otras regiones limítrofes de aquellas personas que más contribuyen a crear riqueza en la Región, y será determinante en la decisión de no fijar su residencia en Cantabria las más de 30.000 personas que sabemos que son residentes de derecho.

Ahora que está tan de moda el blindaje del Concierto Vasco, no efectuemos nosotros mismos un blindaje inverso que no hará mas que perjudicar a nuestros ciudadanos, a la recaudación de la Comunidad Autónoma y a nuestra Economía Regional.

Espero y deseo de la sensatez de nuestro Presidente Regional, y de nuestro Alcalde, que analicen lo que he expuesto, que recuerdan lo que en su día votaron, que dejen sin efecto la reforma anunciada en el Impuesto sobre Sucesiones, y paralicen al menos en los próximos años la revisión de los valores catastrales, que eviten la confiscación que se avecina y que no permitan que haya personas que se vean forzadas a emigrar de nuestra querida Región.

La salida de la situación actual se debe hacer entre todos, pero son nuestros gobernantes quienes tienen que tomar las medidas para que nadie se desincentive en tan ardua tarea.

Leer aquí: http://www.eldiariomontanes.es/20091115/economia/tribuna-libre/confiscacion-avecina-20091115.html