24/03/2011 - Editorial - Propuestas liberales contra la crisis.

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Editorial
Propuestas liberales contra la crisis.
Publicado 24/03/2011. Edición impresa, Opinión, pág. 6

Crear un grupo de opinión privado, al margen de la lucha partidista, para oír sus consejos es una decisión de Artur Mas muy acertada. Es una forma sana y objetiva de extraer del rifirrafe diario el debate de las grandes decisiones sobre las que descansa el futuro del país. No obstante, hay que distinguir de forma clara entre lo que significa no estar vinculado a unas siglas y carecer de ideología política. El Carec, que ha diseñado el borrador sobre el que se debate mañana el pacto económico y anticrisis de Catalunya, no representa a ningún partido, pero sus propuestas conforman un ideario político bastante claro.

El principio básico sobre el que descansan sus iniciativas, que pueden ser calificadas de muchas formas menos de improvisadas, es el de devolver la «confianza». Es evidente que se refiere mucho más al inversor y al empresario que al resto de los ciudadanos, lo que puede resultar muy oportuno en estos momentos de crisis empresarial, pero obviamente no alcanza a todo el tejido social que participa en la economía. En segundo lugar, los 19 expertos entienden que se debería aumentar la participación del sector privado en la prestación de servicios públicos y que igualmente habría que introducir una fórmula de copago en ámbitos como la sanidad, la educación y la administración de justicia al menos en aquellos capítulos que estén «fuera de catálogo», lo que no deja de ser una formulación tan ambigua como inquietante. Y también sugieren el recurso a los vales y cheques

-que en principio no distinguen entre rentas de los beneficiarios- para que la población acceda a los servicios que hayan sido externalizados porque en el ámbito privado sean más eficaces que en el público. Finalmente, proponen un contrato laboral único, con menos indemnización que la media europea, una idea muy parecida a la que defendieron los cien expertos de Fedea el año pasado y que CiU ya rechazó.

Es un conjunto de medidas algo dispersas, como no podía ser menos, y muy ideológicas, cuyo debate puede servir de base para un acuerdo económico entre partidos y fuerzas sociales. Se echa de menos que después de aludir a los problemas de financiación pública -y privada- de Catalunya, se olvide el impuesto de sucesiones.

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