21/01/2010 - Ciudadanos - El millonario menorquín
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21/01/2010 - Ciudadanos - El millonario menorquín
LA VANGUARDIA.ES
Ciudadanos
El millonario menorquín
Publicado 21/01/2010. También en Edición impresa, Tendencias, pág. 28
Susana Quadrado
La vida de Balada Llabrés, que legó su fortuna a los Príncipes, discurrió de forma anodina en Menorca
Hay que hacer testamento. No sólo porque este gesto ahorra considerables líos a los descendientes, sino porque la última voluntad, una de las más íntimas de la vida porque recorre todas sus etapas, es siempre la más legítima y en consecuencia la que menos debería cuestionarse. Aunque la decisión se escape a veces de la lógica. Así quiero empezar a contar la historia de Juan Ignacio Balada Llabrés, un hombre rico de Ciutadella que legó su fortuna, incalculada todavía pero estimada en millones de euros en propiedades inmobiliarias, activos financieros, viviendas en alquiler e inversiones en bolsa, a los príncipes de Asturias y a los ocho nietos del Rey.
Balada Llabrés cruzó casi 70 años sin ningún tipo de presencia pública, casi en el anonimato. Su madre, la primera licenciada farmacéutica de Baleares, quiso que heredara la farmacia, un negocio próspero en la céntrica Ses Voltes. Pero Juan Ignacio, pese a que llegó a empezar los estudios universitarios, optó por otro futuro. Su auténtica pasión era la magia, el ocultismo y la práctica del espiritismo en sesiones reservadas a iniciados. Cuentan compañeros suyos de bachillerato que era un tipo tan listo como excéntrico y lleno de rarezas.
Pasaron los años y fue haciendo de su herencia una fortuna, que amasó gestionándola en internet con la ayuda de un bufete de abogados de Barcelona. Al margen de una salida por la mañana y otra después de comer para tomarse un café, mantenía contacto con el exterior únicamente a través de la red. Desde internet no sólo hacía sus negocios, sino que compraba piezas para el Chrysler de su padre, montaba algún viaje a Rusia, China o Sudamérica o compraba alguno de los 4.000 libros de su biblioteca.
Hasta que murió, su existencia fue anodina para los menorquines, que sabían de él por una gran casa que se hizo en Ciutadella. Una casa con cierto aire de los palacios aristocráticos construidos por los nobles entre los siglos XVII y XIX, como los palacios Saura, de Cas Duc, de Cas Baró o de Cas Comte. Pero él nada tenía que ver con la nobleza ni se prodigaba en los círculos con más tronío económico. Sin más familiares que dos primas que viven fuera de la isla, parece que el millonario menorquín escogió el destino de su legado sin decírselo a nadie, ni a sus amigos, que podrían contarse con los dedos de una mano. Algunos han visto en sus simpatías hacia la masonería (tenía un triángulo masónico en su casa) la lógica de su decisión.
Los menorquines que hubieran querido para la isla la herencia de Balada se han propuesto seguir la pista al legado, aun cuando la Casa Real ya ha anunciado que quiere revertirlo en fines sociales. Sólo cuando se haga un inventario de sus bienes se sabrá si la disputada fortuna era o no tal. Mientras, el Govern balear ya puede ir pensando en qué invertirá el 68% que se lleva en impuestos, y aquí sí que Menorca puede reclamar.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100121/53874746049/el-millonario-menorquin-ciutadella-menorca-sudamerica-barcelona-casa-real-baleares-asturias-chrysler.html
Ciudadanos
El millonario menorquín
Publicado 21/01/2010. También en Edición impresa, Tendencias, pág. 28
Susana Quadrado
La vida de Balada Llabrés, que legó su fortuna a los Príncipes, discurrió de forma anodina en Menorca
Hay que hacer testamento. No sólo porque este gesto ahorra considerables líos a los descendientes, sino porque la última voluntad, una de las más íntimas de la vida porque recorre todas sus etapas, es siempre la más legítima y en consecuencia la que menos debería cuestionarse. Aunque la decisión se escape a veces de la lógica. Así quiero empezar a contar la historia de Juan Ignacio Balada Llabrés, un hombre rico de Ciutadella que legó su fortuna, incalculada todavía pero estimada en millones de euros en propiedades inmobiliarias, activos financieros, viviendas en alquiler e inversiones en bolsa, a los príncipes de Asturias y a los ocho nietos del Rey.
Balada Llabrés cruzó casi 70 años sin ningún tipo de presencia pública, casi en el anonimato. Su madre, la primera licenciada farmacéutica de Baleares, quiso que heredara la farmacia, un negocio próspero en la céntrica Ses Voltes. Pero Juan Ignacio, pese a que llegó a empezar los estudios universitarios, optó por otro futuro. Su auténtica pasión era la magia, el ocultismo y la práctica del espiritismo en sesiones reservadas a iniciados. Cuentan compañeros suyos de bachillerato que era un tipo tan listo como excéntrico y lleno de rarezas.
Pasaron los años y fue haciendo de su herencia una fortuna, que amasó gestionándola en internet con la ayuda de un bufete de abogados de Barcelona. Al margen de una salida por la mañana y otra después de comer para tomarse un café, mantenía contacto con el exterior únicamente a través de la red. Desde internet no sólo hacía sus negocios, sino que compraba piezas para el Chrysler de su padre, montaba algún viaje a Rusia, China o Sudamérica o compraba alguno de los 4.000 libros de su biblioteca.
Hasta que murió, su existencia fue anodina para los menorquines, que sabían de él por una gran casa que se hizo en Ciutadella. Una casa con cierto aire de los palacios aristocráticos construidos por los nobles entre los siglos XVII y XIX, como los palacios Saura, de Cas Duc, de Cas Baró o de Cas Comte. Pero él nada tenía que ver con la nobleza ni se prodigaba en los círculos con más tronío económico. Sin más familiares que dos primas que viven fuera de la isla, parece que el millonario menorquín escogió el destino de su legado sin decírselo a nadie, ni a sus amigos, que podrían contarse con los dedos de una mano. Algunos han visto en sus simpatías hacia la masonería (tenía un triángulo masónico en su casa) la lógica de su decisión.
Los menorquines que hubieran querido para la isla la herencia de Balada se han propuesto seguir la pista al legado, aun cuando la Casa Real ya ha anunciado que quiere revertirlo en fines sociales. Sólo cuando se haga un inventario de sus bienes se sabrá si la disputada fortuna era o no tal. Mientras, el Govern balear ya puede ir pensando en qué invertirá el 68% que se lleva en impuestos, y aquí sí que Menorca puede reclamar.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100121/53874746049/el-millonario-menorquin-ciutadella-menorca-sudamerica-barcelona-casa-real-baleares-asturias-chrysler.html
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