13/12/2009 - Política - El impuesto de la discordia

LA VANGUARDIA
Política
El impuesto de la discordia
Publicado 13/13/2009. Edición impresa, pág. 20
JOSEP GISBERT
Barcelona

El tripartito afronta más dividido que nunca la votación más decisiva para rebajar el polémico gravamen de las sucesiones

La oposición presiona a fondo con la supresión para salvar los muebles a un Govern hecho añicos

No será a la tercera. La vencida irá esta vez, al menos, a la décima, pero todo indica que la rebaja del impuesto de sucesiones en Catalunya se convertirá por fin en realidad. Si nadie ni nada impide que el Parlament le dé luz verde en el pleno - el último del año-de esta próxima semana. Y es que las posiciones políticas están tan encontradas que, en teoría, puede ocurrir cualquier cosa, aunque todos los partidos son conscientes de que nadie está en condiciones de frustrar una reforma largamente esperada e intensamente reivindicada, y mucho menos ahora que está al alcance. Después de un rosario de iniciativas de reducción, de mayor o menor intensidad, que superan la decena, desde la primera, del 2003, y que no han tenido la más mínima suerte, el Parlament se dispone a afrontar la votación más decisiva. Una votación a la que se llega con el Govern dividido - PSC y ERC por un lado e ICV-EUiA por otro-a causa del alcance de la reforma de uno de los tributos más controvertidos que jamás hayan existido, con la oposición dispuesta a no desaprovechar la ocasión y a hacerle sufrir, si es preciso, sangre, sudor y lágrimas, y con tres modelos de revisión bien diferenciados sobre la mesa y ninguno de ellos con mayoría suficiente para salir adelante por si solo. El juego de equilibrios será, pues, determinante.

Por un lado, PSC y ERC propugnan la rebaja impulsada desde el Departament d´Economia y que, según sus cálculos, beneficiará al 95% de los contribuyentes o, lo que es lo mismo, representará la práctica eliminación del impuesto de sucesiones para cónyuges e hijos, a excepción de las grandes fortunas. La fórmula de bonificación se basa en el mantenimiento de la exención por la vivienda habitual heredada hasta 500.000 euros y en el aumento del mínimo exento de declarar por otros conceptos de 18.000 euros actuales a 500.000 para el cónyuge, 400.000 para los hijos, 200.000 para el resto de los descendientes y 100.000 para los ascendientes. Y la disminución se completa con la reducción del 50% del resto de la base imponible y de 275.000 euros para los mayores de 75 años y con la simplificación de tramos de la tarifa.

Por otra parte, ICV-EUiA aboga por limitar justo a la mitad las exenciones que plantean sus socios. Y, por último, CiU y PP, por separado, defienden eufemísticamente la supresión del tributo, es decir, la reducción a la mínima expresión, como han aplicado todas las autonomías en que gobierna el partido de Mariano Rajoy, en la medida en que la eliminación del impuesto de sucesiones es competencia del Estado y no de la Generalitat. La propuesta de los ecosocialistas no tiene posibilidad alguna de prosperar, porque no gusta ni a PSC y ERC ni a CiU y PP, y en lo que sí está de acuerdo el tripartito es en rechazar el modelo de la oposición.

En este escenario, la única iniciativa con expectativas de salir adelante es la de PSC y ERC. Pero, a no ser que a última hora recompongan la situación con ICV-EUiA, para ello necesitan que o bien CiU o bien PP al menos se abstenga en la votación de su enmienda a la llamada ley de acompañamiento de los presupuestos de la Generalitat para el 2010 que consagra la rebaja del tributo. El problema es que la oposición no está dispuesta a salvar los muebles a un Govern hecho añicos, si no es que se aviene a asumir su planteamiento de supresión, y, en el mejor de los casos, piensa mantener la presión hasta el último segundo del último minuto. Aunque esta vez nadie quiere aparecer como el malo de la película. La solución, compleja, esta próxima semana.



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