10/12/2009 - Economía - La división entre el tripartito deja las herencias en manos de la oposición

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Economía
La división entre el tripartito deja las herencias en manos de la oposición
Publicado 10/12/2009. Edición impresa.
AGUSTÍ SALA
BARCELONA

REFORMA DE UNO DE LOS TRIBUTOS MÁS CONTROVERTIDOS

• Los socialistas priorizan el consenso con Iniciativa pero dejan abierta la puerta a un acuerdo con CiU
• El desacuerdo de ICV con los otros dos socios del Govern refuerza el voto de Convergència y del PP

Uno de los proyectos emblemáticos del tripartito, la reforma del impuesto de sucesiones, puede acabar aprobado gracias a la oposición y con uno de los socios del Govern, ICV, al margen del mismo, como sucedió con la ley de educación.

El Govern hizo visible ayer su desunión al presentar el PSC y ERC una enmienda conjunta a la ley de acompañamiento de los presupuestos del 2010 que recoge la rebaja de este tributo a las herencias, que prevé dejar exentos al 91% de los contribuyentes a finales del año que viene y llegar al 95% a mediados del 2011.

Tal como anunció, Iniciativa dio entrada en el registro de la cámara a una enmienda en solitario que rebaja a la mitad los mínimos exentos propuestos por los otros dos miembros del Govern y que dejaría sin tributar al 90% de los contribuyentes. La diferencia entre el 90% y el 95% de beneficiarios es mínima para marcar la diferencia «entre una reforma de fondo aceptable y una no aceptable», reprochó ayer el conseller de Economia, Antoni Castells.

Pero, Dolors Camats, la portavoz de ICV, dejó claro que no apoyarían la enmienda de sus dos socios ni las del PP y CiU «porque todas llevan a la supresión de facto del impuesto de sucesiones». Se mostró convencida de que el PSC y ERC acabarán pactando «con quienes quieren hacer desaparecer el impuesto, la derecha del Parlament». Esta formación considera «inasumible» hasta ahora la propuesta de sus socios.

Así las cosas, la reforma carece en estos momentos del apoyo suficiente para prosperar en el pleno del Parlament de la semana que viene, ya que los socialistas y los republicanos suman 58 votos del total de 135 que tiene la cámara. ICV tiene 12 y las otras dos grandes fuerzas de la oposición, CiU y el PP, tienen 48 y 14, respectivamente. Sumados podrían bloquear el proyecto. Una fórmula de facilitar que prospere sin votar a favor es la abstención en el trámite.

APOYO CARO / Pero la oposición piensa vender caro su apoyo. Donde los ecosocialistas ven exceso, es decir, la práctica supresión del gravamen, estos grupos ven defecto. «No podemos votar a favor de una enmienda que no busque la supresión del impuesto», proclamó el portavoz convergente, Oriol Pujol. Añadió que esta reforma «no tiene por qué ser una Llei d’Educació de Catalunya (LEC) 2», a la que su grupo dio apoyo. Reprochó al Ejecutivo que no se hubieran puesto en contacto con ellos y le invitó a sumarse a su propuesta de «suprimir el impuesto», con unos mínimos exentos más altos que la iniciativa del PSC y ERC y reducciones en la cuota tributaria del 99% para los cónyuges e hijos, del 95% para los nietos y del 90% para el resto de parientes.

La portavoz popular, Dolors Montserrat, sentenció: «No seremos la muleta ni la coartada necesaria para un engaño a los catalanes. Si el tripartito quiere hacer el ridículo que lo haga solo». Castells invitó a ICV a «tener ganas» de llegar a un acuerdo, pero no descartó trabajar «con la máxima voluntad de sumar a todo el mundo que tenga interés en realizar una reforma profunda». Solo el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, dejó abierta la puerta al apoyo de sus dos diputados.

El presidente de ERC, Joan Puigcercós, apeló «a la responsabilidad de todos los partidos», porque «si las actitudes partidistas o sectarias» impiden la reforma «esto perjudicará a mucha gente». Pero lo cierto es que las diferencias de ICV con sus dos socios parecen, a día de hoy, irreconciliables. Además, Joves d’Esquerra Verda, rama juvenil de ICV, ha editado una postal donde aparecen caricaturizados Castells y Puigcercós, congeniando con dirigentes de CiU y PP y compartiendo una cachimba para «fumarse» el impuesto.

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