17/09/2009 - El runrún - Sucesiones y secesiones

La Vanguardia. Edición impresa
EL RUNRÚN
Sucesiones y secesiones
Màrius Serra
Publicado el 17/09/2009

"En la actual tesitura económica, una herencia puede provocar más quebraderos de cabeza que una hipoteca"

El lunes, una carta de la lectora Margarita Fluvià, de Figueres, expresaba amargamente el malestar de los ahorradores de una cierta edad al darse cuenta de la magnitud del impuesto de sucesiones que ayer se ratificó en Madrid. Bajo el título “Els estalvis de dos”, la señora Fluvià echaba unos cálculos y concluía que, cuando ella o su marido falten, el superviviente pagará carísimo haberse pasado la vida ahorrando. “De bona fe ens van enganyar —escribía—; l'estalvi no serveix per gent com nosaltres, senyors de la Generalitat”. Su madura lucidez le llevaba a proponer una quema de naves, en un tono digno del Gran Gatsby: “Fer una festassa, convidar-hi parents i amics i poder-los dir que fessin el mateix”. En la actual tesitura económica, una herencia puede provocar más quebraderos de cabeza que una hipoteca. Y si la transmisión es de algo parecido al dinero líquido, el trauma se limita a observar con impotencia cómo la administración se zampa una tajada del pastel: por 100.000 euros en efectivo en Catalunya se tributan 9.688, 103 en Madrid y 0 en Euskadi. Pero, ¡ay si la herencia conlleva propiedades! Tanto loar las inversiones en tocho para acabar dándose con un canto en los dientes. O renunciando a la herencia por no poder pagar el dichoso impuesto, lo que se parece mucho a abandonar un buen coche porque no tenemos ni para gasolina.

Desde hace unos meses, un grupo de ciudadanos de Badalona ha montado una página web desde la que lucha para que el impuesto de sucesiones catalán no sea uno de los más abusivos de nuestro entorno. La página, de estética camp, informa de un modo adecuado sobre los males de los que han de morir quienes nos sucedan. La dirección es Nosuccessions.org. Si le ha dado alguna vez por el ahorro, visítela. La comparativa con otras comunidades, autónomas o soberanas, le hundirá en una depresión más poderosa que las anunciadas por Tomàs Molina. Siempre puede apuntarse a la festassa de la señora Fluvià, claro, o cruzar los dedos para morirse antes que su cónyuge, sus padres, sus hijos o aquel pariente rico a quien siempre hizo la pelota. La transferencia a la Generalitat del impost de successions es una prueba clara del desplazamiento de poder en el que vivimos instalados. Como la Generalitat no puede administrar soberanamente todos los recursos que generamos en vida, se aplica a sacar suc a nuestras cessions post mórtem. Una solución drástica sería no morirse. Otra, morirnos justo tras habérnoslo pateado todo, pero ajustar ambos procesos provocaría una especie de suicidio epicúreo que ríete tú de los de France Télécom. De modo que tal vez lo más sensato sería cambiar los parámetros del impuesto. Los del impuesto y otros muchos, porque hoy la financiación de nuestra institución autonómica no se puede permitir prescindir de tales ingresos, con lo cual cabría transformar la batalla por la sucesión en un nuevo Arenys. Con la de políticos que hay atentos a la que salta y la de sucesiones que se van a ventilar en los próximos meses (en el Barça, en la Generalitat, quién sabe dónde más), tal vez la sucesión entrará de pronto en la agenda política sin llamar, igual como ha entrado la secesión.

Que la operación es delicada lo demuestra una noticia que figura en la web. Tras reunir el dinero suficiente para hacer una campaña en los autobuses de Barcelona,la empresa que gestiona la publicidad de TMB ha desestimado la imagen con la que pretendían acompañar el eslogan de su anuncio: “L'impost de successions. El peatge de la mort”.

MariusSerra@verbalia.com

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