08/04/2011 - INTERECONOMÍA - La Gaceta - Unió: el fin de una ópera

INTERECONOMÍA
La Gaceta
Unió: el fin de una ópera
Publicado 08/04/2011

No es hora de Walkirias, por más que CiU lleve un mes recolectando votos independentistas

Que dos líneas paralelas nunca se encuentran es sólo relativamente cierto. Pasa sólo en el espacio matemático-teórico, euclídeo. En el mundo real referido al espacio-tiempo, se encuentran en el fin de su espacio finito. O, de forma más pedestre y local: si partimos de nuestra casa pintando dos líneas paralelas, seguirán su meridiano hasta encontrarse en el Polo.

Es lo que les está pasando a Convergència y a Unió en Cataluña. “Siempre” paralelos, Mas y Duran i Lleida, hasta que llegan a su frontera. Convergència nació de la cabeza de Pujol, que a su edad no deja de sorprendernos. Lo que empezó como nacionalismo moderado ha acabado en fábula desenfrenada de la utopía de mitos como Maciá y Companys, ahora, para la escena, libres de sus muertos. La Unió de Duran i Lleida tiene un ADN distinto. Nacida de carlistas huérfanos intentando una “democracia cristiana” con Carrascó Formiguera, representa una derecha burguesa de “principios cristianos” que se ha sentido cómoda con la “autenticidad” catalana, el realismo de su españolidad y las rentas de una coalición que instauro el 3% en un reino que el pujolismo siempre ha considerado suyo. El universo nacionalista en su finitud se acaba y los paralelismos chocan en su punto de conflicto. El punto no es una política lingüística o gestos de pan con tomate: es seguir avivando la utopía literaria y el “reto permanente a Madrid” para negociar, lo que ha hecho crecer el dragón del cuento. Muchos electores de CiU identificados con Unió, empiezan a pedir el seny de su origen.

La concepción wagneriana del estado pujolista choca con la realidad. El de Unió es un electorado que no sólo se diferencia de Convergència en el impuesto de Sucesiones, sino precisamente en el realismo. Para la mayoría de los ciudadanos, no es hora de Walkirias, no toca. Por más que lleve CiU más de un mes recolectando votos independentistas de cualquier pasante, moro o cristiano, que en su fábula no importa.

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