04/04/2011 - LA VOZ DIGITAL.ES - España - Cien días entre problemas

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España
Cien días entre problemas
Publicado 04/04/2011
CRISTIAN REINO
BARCELONA.

La soberanía de Cataluña abre diferencias entre los socios de Convergencia y Unió Democrática

El choque con el Gobierno y los recortes sociales marcan el inicio de la gestión de Artur Mas al frente de la Generalitat

Los nacionalistas tensan la cuerda con el Ejecutivo de Zapatero, pero a la vez se ofrecen a pactar

Mano tendida con una y azotando con la otra. El 'Govern' presidido por Artur Mas cumplirá el jueves sus primeros cien días de mandato y lo hará en un tenso ambiente de enfrentamiento con el Gobierno central, que exige al autonómico más austeridad financiera.

La Generalitat, al igual que el resto de administraciones, tiene la obligación de no superar este año el déficit del 1,3% del PIB. Los cálculos que hacen desde el Palau de la Generalitat es que con las exigencias del Ministerio de Economía, Cataluña debería recortar hasta un 20% sus cuentas para el presente ejercicio, cuando la intención catalana es no superar el 10%. Por ello, las demandas ministeriales se antojan muy difíciles de asumir por un Ejecutivo catalán que desde el lado de las finanzas está dispuesto a plantar batalla.

Sin embargo, este tira y afloja entre Madrid y Barcelona, por el que el 'Govern' ha amenazado con plantarse y ha acusado a Hacienda de instarle a que maquille sus cuentas, no le impide a CiU a comprometerse con prestar ayuda al Ejecutivo central cuando necesite sacar adelante las reformas necesarias para salir de la crisis.

Los tres primeros meses de rodaje han perfilado, por tanto, cuál será la línea a seguir del Gobierno catalán en su relación con el Gobierno central: exigencia y defensa del autogobierno y mano tendida para favorecer la gobernabilidad del Ejecutivo socialista en el año que resta hasta las elecciones y en el que «seguramente necesitará a CiU», según dijo ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en un acto de su partido.

«Estamos dispuestos a ayudar a reflotar la economía española, pero no a costa de arruinar el estado del bienestar de Cataluña», dijo. «Que tenga mucho cuidado el Gobierno, porque nos necesitan más ellos para el año que les queda que nosotros para los cuatro que tenemos por delante», remató Mas.

Con la vista en 2012

Estos cien días han servido además para fijar cuáles son las dos prioridades de la legislatura para el jefe del Ejecutivo catalán: salir de la crisis y lograr negociar un nuevo pacto fiscal con el Estado. En el primer apartado, la Generalitat ha llevado a cabo un severo plan de recortes en todos los ámbitos -Sanidad, Educación y Bienestar Social- que han provocado que al 'Govern' nacionalista se le conozca ya como el Gobierno del tijeretazo.

En cuanto al segundo objetivo, obtener para Cataluña un régimen de concierto económico similar al que disfrutan el País Vasco y Navarra, el Ejecutivo de Mas ya ha anunciado que será su principal baza negociadora y que quien gane las elecciones generales de 2012 sin mayoría absoluta, si pretende contar con CiU como socio estable, deberá asumir la propuesta de nuevo modelo de financiación.

En esencia se trata de permitir a Cataluña gestionar sus tributos y limitar su contribución a la solidaridad interterritorial a un diferencial máximo del 4% de su PIB, como en Alemania, repiten con asiduidad los dirigentes nacionalistas.

Los cien días iniciales también han sacado a relucir los primeros tropiezos del Govern. Por una parte están las discrepancias que existen entre los socios, Convergencia Democrática y Unió Democrática, en torno al perfil soberanista de la Generalitat. Los 'convergentes' apuestan por una línea más radical porque aunque los sectores independentistas son aún minoritarios el sesgo general es a favor de la autodeterminación. De hecho, Mas y el expresidente Jordi Pujol votaron sí a la independencia de Cataluña en la consulta simbólica que culminará el 10 de abril en Barcelona y que se ha prolongado varios meses con urnas repartidas por distintos puntos de la capital catalana. Los democristianos de Unió, en cambio, no quieren saber nada del independentismo.

Un segundo escalón de controversias es fruto de la inexperiencia. El Ejecutivo tuvo que pagar la novatada cuando rectificó la promesa de suprimir el límite de circular a 80 kilómetros por hora en las entradas a Barcelona, cuando la vicepresidenta se vio obligada a pedir perdón por haber 'inflado' su currículum vitae o cuando CDC y UDC se enfrentaron por una de las promesas de campaña, la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones.

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