28/09/2010 - EL ECONOMISTA.ES - Opinión - Miguel Pérez de Ayala: "Ni chicha ni limoná"

EL ECONOMISTA.ES
Opinión
Miguel Pérez de Ayala: 'Ni chicha ni limoná'
Publicado 28/09/2010
Miguel Pérez de Ayala , profesor de la Universidad San Pablo-CEU. Asesor Fiscal.

He de decirles que, como persona dedicada a los impuestos, esperaba con ansiedad este proyecto normativo. Quizás esa sucesión de globos sonda que hemos vivido durante este año había causado una expectación grande ante algo que podría ser esperado como "la madre de todos los cambios fiscales". Y la llegada del proyecto normativo debía ser el fin de la pesadilla. Pues bien, qué quieren que les diga, como decía aquel, ni chicha ni limoná. Me explico.

Ante una (grave) situación económica como la que vivimos, existían, creo, varias posibilidades:

- Subir los impuestos. Era, sin duda, la opción más factible. Desde luego, no debía ser la mejor, pero era la que más podíamos temernos. Desde hace tiempo, se estaba amenazando incluso con el restablecimiento del gravamen sobre el Patrimonio, la prohibición de regulación de reducciones del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones por las comunidades autónomas ("guerra a Espe"), etc. Incluso en el mes de agosto habíamos vivido la subida del tipo marginal por algunas autonomías del mismo color que el Gobierno central.

- Bajar los impuestos. Algunos románticos seguimos pensando que todavía podía existir una mente preclara que creyese que la mejor medida para una buena recuperación era la bajada impositiva sustancial a los sectores productivos.

- Quedarnos igual, es decir, tomar medidas que supusiesen una mera limpieza de fachada, con presuntos fines electoralistas. Esta última opción no parecía, desde luego, factible, pues sólo un miedo escénico tanto a un lado (la izquierda, que pide la guerra a los ricos) como a la derecha (que, desde luego, pide medidas sustanciales dirigidas a la creación de la riqueza) era lo que podía justificar una decisión de este tipo.

Pues bien, creo que después de leer varias veces las medidas (leo y releo a ver si se me escapa algo que me pueda alegrar) nos situamos en el peor de los escenarios.

Permítanme que analice brevemente las medidas tomadas:

- Subida "moderada" del tipo marginal máximo del tramo estatal del IRPF, de forma que los contribuyentes con bases liquidables generales superiores a 120.000 euros pasen de tributar al 21,5% a hacerlo al 22,5%, mientras que los que acrediten bases que superen los 175.000 euros lo hagan al 23,5%; y dentro de estas medidas, la modificación de la tributación de las retribuciones plurianuales, estableciéndose un límite máximo de rendimientos de 300.000 euros para poder beneficiarse de la reducción del 40 por cien.

Aunque algunos critican esta subida, porque es desde luego un desincentivo, no me parece el principal problema. La experiencia me demuestra que estas rentas se suelen dar, sobre todo, en los sueldos, pues en el resto de contribuyentes ya esas rentas altas se habrán canalizado hacia sociedades.

Se aprueba gravar determinadas percepciones de los socios de las Sicav para evitar el diferimiento en la tributación. Pues miren, desde un punto de vista de justicia tributaria, quizás sea la más adecuada; aunque desde luego puede suponer, obvio es decirlo, una deslocalización de capitales.

Sin ayudas a la vivienda

También se incluye la eliminación de la deducción por adquisición de vivienda habitual para los contribuyentes con bases imponibles iguales o superiores a 24.170,20 euros. Miren, la función de justicia tributaria en el IRPF no sólo se logra con la progresividad del impuesto, sino también con la inclusión de desgravaciones que adecúan el impuesto a las realidades personales del sujeto. Y desde luego, la adquisición de vivienda mediante pago por hipoteca no sólo es una realidad propia de los ricos, sino más bien lo contrario.

Se permite que las empresas que superen el límite de 8 millones de euros de facturación puedan seguir tributando mediante el régimen de entidades de reducida dimensión durante los tres ejercicios siguientes. Por fin, una medida de bajada de impuestos. Pero si escarbamos un poco vemos que ese maravilloso régimen consiste en una tributación de los primeros 120.000 del 25% en vez del 30%; es decir, 6.000 euros de rebaja. Impresionante medida propia de la derecha más rancia.

Desde luego, si en la propia web de Moncloa se justifican las medidas fiscales aprobadas el viernes diciendo que "no tendrán una influencia significativa en la previsión de ingresos, pero contribuirán a una mejor distribución de las cargas tributarias y al cambio de modelo económico.", nada nos puede sorprender. Como les digo, aguachirli.

Leer aquí: http://www.eleconomista.es/opinion-blogs/noticias/2479149/09/10/ni-chicha-ni-limonA.html