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13/05/2010 - REVISTA LR GENTLEMAN'S MAGAZINE - Opinión - ¡Quiero ser noble!

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Missatge  Montser Dt 01 Jun 2010, 10:48

REVISTA LR GENTLEMAN'S MAGAZINE
Opinión
¡Quiero ser noble!
Publicado 13/05/2010

“Existen tres formas de ser noble: heredando un título, que la Corona te lo conceda y comprándolo”
Bien por nacimiento, bien por adquisición, las nuevas generaciones quieren entrar a toda costa en la alta sociedad.

Aunque tiempo atrás, los nobles sólo tenían que esperar al fallecimiento de un familiar para adquirir el título nobiliario, que pasaba al primogénito. Actualmente existen otros métodos para que el escudo heráldico pase a ser del selecto club de la alta sociedad. Quizá sus ventajas sean mayores que las desventajas, que también existen, pero lo cierto es que los mejor situados lo ven como un nuevo objetivo para ascender puestos en la escala social.

Desde la Edad Media, e incluso desde tiempos más lejanos, los títulos nobiliarios han tenido en la sociedad española una importancia inusitada. Durante esa época, los territorios eran cedidos por las coronas a los nobles que, a cambio de la defensa de esos territorios, tenían beneficios económicos, ya que tenían que aportarle menos dinero al Estado. Ahora simplemente tienen carácter protocolario y en la mayoría de los países modernos los títulos han sido abolidos. Sólo permanecen los de las monarquías consolidadas, como pueden ser Andorra, Bélgica, Dinamarca, España, Gran Bretaña, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Países Bajos y Suecia y estados “especiales” como la Santa Sede y San Marino.

Ahora, con el paso de los siglos, los territorios están totalmente unificados en las grandes monarquías mundiales, pero los títulos siguen siendo un objeto de deseo por parte de las nuevas generaciones, ansiosas por formar parte de las cotas más altas de la sociedad. La manera más fácil y directa es, obviamente, siendo el heredero legal del título. Aunque sólo tendrá validez en su estado original siempre que no hayan sido abolidos, el primogénito (normalmente varón) podrá mantener el título a lo largo de los años.

Pero los títulos pueden conseguirse de otro modo. Actualmente, además de mantenerlos en el tiempo (pagando simplemente el coste legal que tiene mantener el título, unos impuestos que recibe el Estado), existen otros dos caminos para ostentar un título nobiliario. El primero de ellos es que el Rey, sea cual sea la Monarquía, te otorgue este título de manera honorífica. Tus méritos, tu deber y lealtad al país se ven recompensados por ello. Políticos históricos, familias de linaje pero que no poseían aún un título, escritores, músicos o pintores de alto calado social han sido los últimos beneficiados mediante este modo de lograrlo.

El segundo, algo más frío pero actual, es comprar el título. Algunas casas de postín no pasan por su mejor momento, ya que el linaje se ha ido perdiendo durante años y la diversidad de generaciones, posesiones y herederos han debilitado la capacidad económica y social de la dinastía. Por ello, ponen en venta el título, que puede ser comprado de una manera bastante fácil.

BARÓN POR DIEZ MIL EUROS
Incluso existen espacios webs en los que los títulos son, literalmente, subastados al mejor postor. Sobresale la venta de títulos británicos, ya que en Gran Bretaña cada condado contenía un título nobiliario que, con el paso de los años y con la pérdida de valor y de propiedades a la que hacíamos alusión anteriormente, sale a un precio bastante módico. Por ejemplo, el llegar a ser Señor (Lordship) de Thurnby (territorio muy cercano a Leicester) sólo nos costaría 3.000 libras, unos 4.500 euros. O ser Barón de Pontinha (territorio cerca de Madeira, Portugal) ascendería a 7.000 libras, unos diez mil euros.

En España sí que parece algo más complicado, ya que los títulos (todavía) aún no han salido de manera tan pública y notoria al mercado, pero seguro que algún miembro de alta alcurnia y que no pase por un buen momento económico está intentando venderlo. De hecho, el tener que pagar el impuesto para mantenerlo suele hacer que estos títulos queden embargados por el Estado, que los mantiene hasta que alguien los compre pagando las deudas, aunque tengan prioridad los herederos de estas casas nobles.

Actualmente se cuentan en España casi tres mil títulos (en concreto 2.974), en posesión de 2.205 personas. De ellos, casi cuatrocientos tienen la distinción de Grandes de España y casi doscientos pertenecen a once de las mayores casas ducales del país, como la de Alba, Fernán Núñez, Borbón, Medinaceli, Medina Sidonia o Villahermosa. En otros países de amplia tradición noble, como Gran Bretaña, Ecuador, Francia o Portugal, los números varían en relación con España. En Gran Bretaña, por ejemplo, actualmente se contabilizan 27 títulos principales, desde el de Príncipe Heredero a los barones más inferiores. Luego, como vimos anteriormente, aparecen cientos y cientos de ducados y de lordship, señores de la villa, como en plena Edad Media.

En Francia sucede algo parecido, ya que existen muchos ducados y barones. En Portugal, menos, ya que desde que se independizó de España perdió muchos de sus títulos. Al contrario que en países suramericanos como Ecuador, que sigue manteniendo los catorce títulos originarios de España y que se mantienen aunque hayan pasado varios siglos desde la independencia ecuatoriana y que se han ampliado con otros puramente locales. En países centroeuropeos, la organización es diferente, ya que no existen ducados y condados directamente, pero los títulos, como en el caso de Alemania están muy repartidos.

De hecho, en el país teutón, la Constitución de Weimar abolió todos los títulos, aunque han permanecido en la sociedad hasta hoy a pesar de no tener ese carácter “legal” que sí tienen en otros países. La nobleza sigue manteniendo esos títulos y, como en el caso británico o español, están comenzando a subastarse dado el mal momento económico por el que pasan muchas familias de alta alcurnia. Para ser noble ya no hay que nacer, ahora sólo hay que negociar…

SUS VENTAJAS

Pero a pesar del precio, que en algunos casos puede llegar a ser muy elevado, el nuevo noble podrá tener todas las ventajas que los herederos nobiliarios siempre han tenido. Reuniones de alta alcurnia, descuentos fiscales por el título, tratamiento directo con otros nobles e incluso con reyes y, sobre todo, algunas excepciones fiscales en algunos apartados comprometidos para la sociedad actual como el impuesto de sucesiones. Este último apartado, relacionado directamente con los fueros medievales y con la tradición señorial de algunos países es quizá el que más ventaja tenga para los que buscan entrar, aunque sin vínculo sanguíneo directo, en el selecto club de los títulos nobiliarios. Todo sea por ver tu escudo heráldico con los de los más grandes, con la ventaja directa de pagarle menos impuestos al Estado…

Leer aquí: http://www.revistalr.com/noticia/35/OPINI%C3%93N/quiero-noble.html
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