10/01/2010 - ABC.ES - Catalunya - El mentidero - Pendientes de la perturbación (I)

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Pendientes de la perturbación (I)
Publicado 10/01/2010

VIVIMOS pendientes de la perturbación. Climática y política. El debate sobre el impuesto de sucesiones o las veguerías tuvo mucho de marejada dentro del tripartito en 2009, pero la futura sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut tiene visos de tormenta perfecta, si se atiende a las predicciones del presidente José Montilla. Aunque es muy posible que el dirigente socialista, tal como hacen los hombres del tiempo, haya recurrido a la exageración preventiva para que, una vez resuelto el fallo, los catalanes digamos que no había para tanto.

Peligrosa estrategia ésta, la de la alarma social, que no deja de ser una vuelta de tuerca en el uso y abuso del desarrollo estatutario. Admite el presidente de CiU, Artur Mas, que este argumento electoral está detrás de la fuerte abstención que ha caracterizado este ciclo y que podría dispararse en las autonómicas de este otoño. Esa renuncia al voto perjudica a los convergentes, pero su líder, imbuido del espíritu de Scarlett O´Hara en «Lo que el viento se llevó», proclama «ya pensaré en eso mañana» cuando alguien le pregunta por su futuro en el caso de que pierda por tercera vez la presidencia de la Generalitat.

Y mientras los nacionalistas se preguntan, en sentido figurado, si habrá un mañana mejor, el ciudadano lo hace literalmente, tras soportar varios días de lluvia y nieve. Si usted vive en el área metropolitana de Barcelona y sufre los estragos del temporal, en breve dispondrá de siete administraciones a las que pedir ayuda: ayuntamiento, Consell Comarcal del Barcelon_s, Diputación, Mancomunidad de Municipios, Generalitat, Gobierno..., a los que se añadirá la resurrecta Corporación metropolitana, ese contrapoder socialista que Jordi Pujol eliminó cuando gobernaba. Y, por supuesto, la veguería del barcelonés, que en principio debe sustituir a la Diputación. Seguro que me dejo algún «ente».

Todas estas administraciones interpuestas no garantizan una solución a los conflictos, pero sí trabajo a muchísimos socialistas. Al final, cuando se produce una situación de auténtica crisis, a quien se echa de menos es al Ejército. Recuerdo al número dos de CDC, Felip Puig, reprochando al anterior tripartito que no recurriera a las tropas cuando los trabajadores de Iberia invadieron las pistas de El Prat en 2006. Cinco años antes, el Gobierno de CiU se había negado por dos veces a aceptar la ayuda militar que le ofrecía el Gobierno del PP en las nevadas que colapsaron Cataluña y que pillaron a Mas, entonces conseller en cap, inaugurando una discoteca.

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