20/09/2009 - Artículo "Morirse es de izquierdas" - Màrius Carol

La Vanguardia
Morirse es de izquierdas
Publicado el 20/09/2009
Màrius Carol

La aportación que los difuntos catalanes hacen a las arcas del Estado es un último acto de solidaridad

Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno y presidente del PSOE, declaró hace unos días que “subir impuestos es de izquierdas”, cuando Zapatero, a las puertas de las elecciones, defendió precisamente lo contrario. Esta semana, los socialistas, tras rechazar una iniciativa de CiU en el Congreso contra el impuesto de sucesiones entre familiares directos, han puesto de manifiesto que morirse también es de izquierdas. La aportación que los difuntos hacen a las arcas de la Administración en determinadas comunidades autónomas, como es el caso de Catalunya, es un símbolo socialista de casi tanto calado como levantar el puño en alto. Así que, al menos una vez en la vida, los españoles tienen la posibilidades de sentirse como tales, aunque sea cuando se despiden del mundo.

El diputado de Unió Josep Sánchez Libre le quitó carga ideológica al impuesto, al que prefirió calificar de peaje de la muerte. Resulta otra manera de verlo. Es más, Catalunya, tanto como una nación, pronto será un peaje. Aquí se pagan las autopistas, los túneles, los portátiles de las escuelas, las herencias de la familia y cualquier otra cosa que a los gobernantes se les ocurra. Que lo tengan que hacer los catalanes no quiere decir que estén obligadas otras autonomías. Es más, en un acto de desfachatez política, los navarros de UPN y NaBai votaron en contra de la propuesta de los nacionalistas catalanes para que el impuesto de sucesiones entre familiares directos se suprima en toda España, cuando en Navarra este es un impuesto que prácticamente ha desaparecido. En realidad, se ha suprimido (o casi) en la mitad del país (País Vasco, Madrid, Comunidad Valenciana, Baleares, Castilla y León, La Rioja, Cantabria...), por considerarse confiscatorio. Esta medida no ha sido impulsada por los gobiernos autonómicos socialistas, a pesar de que perjudica sobre todo a las clases medias y apenas afecta a las grandes fortunas, que poseen fórmulas para evitar el pago.

Volviendo al título de esta columna, he rebuscado en el libro Diccionario de últimas palabras de Werner Fuld (Seix Barral) para cerciorarme de que morirse es de izquierdas y he leído el final de los días de Karl Marx, por buscar un clásico indiscutible. Y no parece que entendiera que había que despedirse de este mundo con una proclama ideológica. En sus últimas horas, Marx recibió a su amigo Friedrich Engels arrellanado en su butaca, mostrándose especialmente grosero. “¡Fuera. Desaparece de mi vista! Las últimas palabras son cosa de tontos que no han dicho lo suficiente mientras vivían!”. Ahora lo que parece cosa de tontos es que una familia deba repartir hasta el último euro de una herencia, por insignificante que sea, con el Estado, sobre todo cuando en la autonomía de al lado no lo hacen. Eso sí, los de la comunidad vecina nunca podrán decir que son de izquierdas.

Leerlo en "La Vanguardia": http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20090920/53788543051.html
(Artículo completo en la edición impresa, página 24)