23/05/2010 - Economía - El ajuste presupuestario fuerza al Gobierno a rehacer su política fiscal
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23/05/2010 - Economía - El ajuste presupuestario fuerza al Gobierno a rehacer su política fiscal
LA VANGUARDIA.ES
Economía
El ajuste presupuestario fuerza al Gobierno a rehacer su política fiscal
Publicado 23/05/2010
LALO AGUSTINA
Madrid
LA GESTIÓN TRIBUTARIA DE LA CRISIS
Zapatero exigirá más a los ricos, pero también subirá en breve otros impuestos
La dureza de la crisis, el alto déficit público y el ajuste presupuestario forzado por Bruselas han obligado al presidente José Luis Rodríguez Zapatero a dar marcha atrás en su política tributaria. El jefe del Ejecutivo ha tenido que eliminar la mayor parte de las rebajas fiscales lanzadas en los meses previos a las elecciones del 2008.
Ahora se ha comprometido públicamente a hacer recaer sobre "los que más tienen" parte del esfuerzo adicional que el Gobierno ya ha pedido a los pensionistas o a los funcionarios para cuadrar las cuentas públicas. En este movimiento, la presión del electorado, de las bases, del propio partido y de miembros del Gobierno –en especial, José Blanco (Fomento) y Manuel Chaves (vicepresidente tercero y presidente del PSOE)– empieza a ser asfixiante.
Pero Zapatero quiere tomarse su tiempo para actuar "en el momento oportuno". Sus planes tomarán forma, previsiblemente, en el marco de la ley de Medidas Urgentes, el equivalente a la antigua ley de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado del 2011, aunque podrían llegar antes.
Con el nuevo impuesto –que ya se conoce oficiosamente como el de las grandes fortunas–, el Gobierno cubrirá su flanco izquierdo y mejorará de paso la recaudación fiscal, que el año pasado cayó un 17% para el conjunto de las administraciones públicas.
¿Es suficiente con pedir más a los ricos? Los expertos creen que no. El fiscalista Antonio Durán Sindreu, opina que "urge una reforma fiscal profunda que recupere la progresividad, porque el sistema actual hace agua por todas partes". En su opinión, el Gobierno español no se limitará a pedir el citado esfuerzo adicional a los ciudadanos que más tienen, sino que introducirá novedades en otras áreas, como los impuestos especiales y, a medio plazo, otra vez el IVA.
Isidro del Saz, socio de fiscal en Roca Junyent Abogados, también percibe aires de cambio, aunque asegura que "las decisiones no están tomadas y primarán los criterios políticos sobre los técnicos". También ve margen para subir impuestos, pero no los directos.
El momento actual contrasta con la trayectoria fiscal de José Luis Rodríguez Zapatero en la primera legislatura y en el inicio de la segunda. Ahora le toca cambiar el rumbo y, en algunos casos desandar el camino recorrido. Hace meses que empezó a hacerlo. La primera rectificación de calado fue la eliminación de la deducción de 400 euros en el IRPF, que Zapatero aprobó en abril del 2008, a las pocas semanas de iniciar su segundo mandato. La medida provocó tensiones entre el presidente y su ministro de Economía en aquel momento, Pedro Solbes, que acabó dejando el cargo un año después. El motivo era el impacto presupuestario de esta deducción, que ha sido de 6.000 millones, alrededor del 0,6% del PIB.
La segunda marcha atrás la constituyó la deducción de 2.500 euros por cada hijo recién nacido, en este caso lanzada al ruedo a finales del 2007. Antes del cambio de rumbo, lo más destacado de la política fiscal de Zapatero se produjo a finales del 2006, cuando simplificó el IRPF, bajando el tipo máximo del 45% al 43% y subiendo el mínimo exento.
La crisis puso punto final a estas iniciativas y la política tributaria dio un giro de ciento ochenta grados que ahora se confirmará con el aumento de la presión fiscal para los que más tienen. Sólo Zapatero sabe hasta dónde llegará el cambio. Y quizás ni él.
Nuevo impuesto a las fortunas
Un esfuerzo adicional para "aquellos que más tienen"
Es el único movimiento sobre el que existe certeza, siempre que se dé credibilidad a la palabra del presidente del Gobierno. "En el momento oportuno", dijo esta semana José Luis Rodríguez Zapatero, "se exigirá un esfuerzo adicional a los que más tienen". Hasta aquí, la literalidad de un anuncio no concretado y que ha hecho correr ríos de tinta en los diez días que han pasado desde que se abrió el melón en el Congreso el pasado 22 de mayo.
Si el Gobierno quiere centrar el cambio en que paguen los que más tienen –un concepto distinto al de la renta, como aclaró la vicepresidenta Elena Salgado–, las opciones más posibles son dos, según los expertos. Por un lado, restablecer parcialmente el impuesto de patrimonio, eliminado en la práctica en abril del 2008 al bonificarlo al 100% y quitando la obligación de declarar. Ahora podría recuperar este impuesto fijando un mínimo exento mucho más alto y haciendo que, en la práctica, sólo afectara a aquellos con más de un millón de euros en activos.
La alternativa a esta figura podría ser imitar el modelo francés, donde existe el impuesto de solidaridad sobre las fortunas (ISF) para los que tengan bienes valorados en más de 750.000 euros, excluidos la vivienda habitual y los activos relacionados con el negocio del que el contribuyente se sirva para vivir.
El Gobierno ha dicho que el nuevo esfuerzo fiscal a los adinerados será temporal, con el objetivo de que arrimen el hombro ante la crisis y colaboren con la necesidad de reducir el déficit público. Para este esquema encaja mejor un nuevo impuesto sobre las fortunas. Los expertos ven la ventaja de que la gestión por parte de la Agencia Tributaria es relativamente sencilla y el impacto en la recaudación –con tipos bajos, del entorno del 2% y quizás con varios tramos– sería importante, de unos 2.000 millones, similar a lo que aportaba el extinto impuesto de patrimonio. Pero también le ven pegas. La más importante, la constituye el riesgo de la deslocalización.
Al margen de este impuesto, los expertos señalan que si el Gobierno decide gravar más a "los que más tienen", puede acabar elevando la fiscalidad de las sociedades de inversión colectiva (sicav) o poniendo un mínimo estatal al impuesto de sucesiones, que gestionan las autonomías desde el 2001.
Sobre el trabajo y el capital
Poco margen en el IRPF, ni por arriba ni por abajo
Tras la reforma fiscal emprendida por Pedro Solbes en el 2006, el tipo marginal del IRPF bajó del 45% al 43% para las rentas superiores a los 53.000 euros. Dar marcha atrás ahora parece complicado, aunque algunas fuentes aseguran que podría incluirse un tramo nuevo para las rentas altas con un tipo próximo al 50%. Más allá resulta prácticamente imposible a causa de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que ha dictaminado que sobre ese nivel resulta confiscatorio. Con todo, el Gobierno no está por la labor, según varias fuentes consultadas, aunque quizás se vea forzado a hacerlo. Portugal, otro país que se ha visto impelido por la Comisión Europea a realizar duros ajustes, ha aumentado el impuesto sobre la renta entre 1 y 1,5 puntos.
Pero, hoy por hoy, se trata de un escenario muy poco probable. El impuesto sobre la renta es el que aporta más dinero, en términos absolutos, a las arcas públicas, con casi 64.000 millones de euros en el 2009, año en el que su recaudación cayó un 30%. Y es, también, el que crea más alarma social cuando suben los tipos, porque es un impuesto directo. "Tú puedes subir el IVA, o los impuestos especiales y el efecto puede pasar más o menos desapercibido, pero si tu nómina cae, sientes el rejonazo como el que más", comenta un asesor fiscal.
Al margen de la tributación ligada al trabajo, en el IRPF también se grava el rendimiento del capital. A finales del año pasado, el Gobierno subió los tipos de las rentas de estos activos, que pasaron del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros y hasta el 21% para el resto. Tampoco aquí es probable que haya cambios, por el miedo del Gobierno a que el capital busque refugio en otras latitudes si se le penaliza demasiado.
Si el Ejecutivo quiere aumentar la recaudación deberá recurrir a medidas como las de eliminar deducciones. La del cheque bebé, incluida en el reciente plan de ajuste, suponía 2.500 euros por nacimiento o adopción, con independencia del nivel de renta. Dejará de estar vigente a partir del 1 de enero del 2011. En esa fecha entrará en vigor otro cambio importante para las futuras declaraciones de la renta de miles de contribuyentes: la eliminación de las deducciones por compra de vivienda habitual, excepto para las rentas inferiores a 24.000 euros.
Impuestos indirectos
El tabaco y el alcohol van después del alza del IVA
Entre el IVA (33.600 millones) y los impuestos especiales (19.350 millones), los contribuyentes aportan casi tanto a las arcas públicas como con el impuesto sobre la renta. Ahora, a principios de julio, el primero de ellos subirá del 16% al 18% en su tipo general y del 7% al 8% en el reducido, lo que tendrá un impacto de unos 5.000 millones adicionales, según el Gobierno.
Los expertos no descartan que haya nuevas subidas de este impuesto indirecto en el futuro, ya que hay margen para ello al estar todavía varios puntos por debajo de los principales países europeos. Pero no será pronto, ya que otra subida ahora tendría efectos devastadores en el consumo y, por tanto, en el crecimiento y el empleo.
Por esta razón, son muchos los que piensan que antes de volver a tocar el IVA, el Gobierno podría elevar de nuevo los impuestos especiales. Desde que gobierna Zapatero, ya lo ha hecho dos veces: en septiembre del 2005 (tabaco y alcohol) y en junio del 2009 (tabaco e hidrocarburos). Con la excepción de las gasolinas, que ya sufren un alza importante de precios por la subida del petróleo, la inflación asociada al aumento de los impuestos especiales no preocupa mucho al Gobierno. Y menos ahora, en un momento en el que, a causa del bajo crecimiento, el IPC estará controlado durante un tiempo. Por otra parte, la gran ventaja de cualquier cambio impositivo en esta materia es que no requiere de negociaciones parlamentarias ni cambios legislativos –basta con una decisión del Consejo de Ministros– y que su efecto en la recaudación resulta inmediato. Estos dos factores pueden aconsejar al Gobierno a escoger esta opción si quiere, como parece, apoyarse también en un aumento de los ingresos para reducir más rápidamente el déficit público. Los impuestos de las labores del tabaco son los que tienen más posibilidades de subir en el corto o medio plazo.
Desde el punto de vista social, en cambio, la subida de los impuestos especiales resulta más difícil de explicar, ya que los aumentos de los precios de los productos cuyo gravamen aumenta lo notan más las personas de rentas bajas. Pero, antes o después, resultará inevitable que suban los impuestos especiales no sólo por las necesidades recaudatorias, sino por el proceso de armonización fiscal con el resto de Europa.
Fiscalidad empresarial
Entre la ley de Economía Sostenible e ir a por la banca
La ley de Economía Sostenible, que encara ya su recta final un año después de ser enunciada, recogerá las principales novedades en fiscalidad empresarial que quiera abordar el Gobierno. "Se trata de aprovechar la ocasión para poner orden en toda la maraña de deducciones que existe actualmente", comentan fuentes del Ministerio de Economía, y que hacen referencia a la inversión, la I+D+i y otros muchos conceptos.
El impuesto de sociedades, en cambio, no está en la agenda del Ejecutivo. "No es un impuesto muy recaudatorio y lo que sí es evidente es que elevarlo causaría una asfixia a las empresas, que ya bastante tienen con lo suyo", afirma un fiscalista. En el 2009, la recaudación de sociedades cayó un 26% por los menores beneficios de las empresas. Por otra parte, el Gobierno bajó cinco puntos el tipo de este impuesto en el 2006, por lo que no sería coherente que lo subiera ahora, apenas cuatro años después.
Lo que gana fuerza, aunque depende poco de la voluntad del Gobierno, es la posibilidad de introducir algún tipo de gravamen específico para la banca. Estados Unidos marca aquí el camino y la Comisión Europea –donde Alemania y Francia han tenido que socorrer a sus bancos durante la crisis– quiere que haya un acuerdo más o menos global.
Al margen de lo anterior, los expertos y las asociaciones de inspectores reclaman que la lucha contra el fraude –que afecta al IVA y al impuesto de sociedades, especialmente– pase a ser una prioridad, con medios adecuados para sacar a flote la economía sumergida.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.es/economia/noticias/20100523/53932944796/el-ajuste-presupuestario-fuerza-al-gobierno-a-rehacer-su-politica-fiscal.html
Economía
El ajuste presupuestario fuerza al Gobierno a rehacer su política fiscal
Publicado 23/05/2010
LALO AGUSTINA
Madrid
LA GESTIÓN TRIBUTARIA DE LA CRISIS
Zapatero exigirá más a los ricos, pero también subirá en breve otros impuestos
La dureza de la crisis, el alto déficit público y el ajuste presupuestario forzado por Bruselas han obligado al presidente José Luis Rodríguez Zapatero a dar marcha atrás en su política tributaria. El jefe del Ejecutivo ha tenido que eliminar la mayor parte de las rebajas fiscales lanzadas en los meses previos a las elecciones del 2008.
Ahora se ha comprometido públicamente a hacer recaer sobre "los que más tienen" parte del esfuerzo adicional que el Gobierno ya ha pedido a los pensionistas o a los funcionarios para cuadrar las cuentas públicas. En este movimiento, la presión del electorado, de las bases, del propio partido y de miembros del Gobierno –en especial, José Blanco (Fomento) y Manuel Chaves (vicepresidente tercero y presidente del PSOE)– empieza a ser asfixiante.
Pero Zapatero quiere tomarse su tiempo para actuar "en el momento oportuno". Sus planes tomarán forma, previsiblemente, en el marco de la ley de Medidas Urgentes, el equivalente a la antigua ley de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado del 2011, aunque podrían llegar antes.
Con el nuevo impuesto –que ya se conoce oficiosamente como el de las grandes fortunas–, el Gobierno cubrirá su flanco izquierdo y mejorará de paso la recaudación fiscal, que el año pasado cayó un 17% para el conjunto de las administraciones públicas.
¿Es suficiente con pedir más a los ricos? Los expertos creen que no. El fiscalista Antonio Durán Sindreu, opina que "urge una reforma fiscal profunda que recupere la progresividad, porque el sistema actual hace agua por todas partes". En su opinión, el Gobierno español no se limitará a pedir el citado esfuerzo adicional a los ciudadanos que más tienen, sino que introducirá novedades en otras áreas, como los impuestos especiales y, a medio plazo, otra vez el IVA.
Isidro del Saz, socio de fiscal en Roca Junyent Abogados, también percibe aires de cambio, aunque asegura que "las decisiones no están tomadas y primarán los criterios políticos sobre los técnicos". También ve margen para subir impuestos, pero no los directos.
El momento actual contrasta con la trayectoria fiscal de José Luis Rodríguez Zapatero en la primera legislatura y en el inicio de la segunda. Ahora le toca cambiar el rumbo y, en algunos casos desandar el camino recorrido. Hace meses que empezó a hacerlo. La primera rectificación de calado fue la eliminación de la deducción de 400 euros en el IRPF, que Zapatero aprobó en abril del 2008, a las pocas semanas de iniciar su segundo mandato. La medida provocó tensiones entre el presidente y su ministro de Economía en aquel momento, Pedro Solbes, que acabó dejando el cargo un año después. El motivo era el impacto presupuestario de esta deducción, que ha sido de 6.000 millones, alrededor del 0,6% del PIB.
La segunda marcha atrás la constituyó la deducción de 2.500 euros por cada hijo recién nacido, en este caso lanzada al ruedo a finales del 2007. Antes del cambio de rumbo, lo más destacado de la política fiscal de Zapatero se produjo a finales del 2006, cuando simplificó el IRPF, bajando el tipo máximo del 45% al 43% y subiendo el mínimo exento.
La crisis puso punto final a estas iniciativas y la política tributaria dio un giro de ciento ochenta grados que ahora se confirmará con el aumento de la presión fiscal para los que más tienen. Sólo Zapatero sabe hasta dónde llegará el cambio. Y quizás ni él.
Nuevo impuesto a las fortunas
Un esfuerzo adicional para "aquellos que más tienen"
Es el único movimiento sobre el que existe certeza, siempre que se dé credibilidad a la palabra del presidente del Gobierno. "En el momento oportuno", dijo esta semana José Luis Rodríguez Zapatero, "se exigirá un esfuerzo adicional a los que más tienen". Hasta aquí, la literalidad de un anuncio no concretado y que ha hecho correr ríos de tinta en los diez días que han pasado desde que se abrió el melón en el Congreso el pasado 22 de mayo.
Si el Gobierno quiere centrar el cambio en que paguen los que más tienen –un concepto distinto al de la renta, como aclaró la vicepresidenta Elena Salgado–, las opciones más posibles son dos, según los expertos. Por un lado, restablecer parcialmente el impuesto de patrimonio, eliminado en la práctica en abril del 2008 al bonificarlo al 100% y quitando la obligación de declarar. Ahora podría recuperar este impuesto fijando un mínimo exento mucho más alto y haciendo que, en la práctica, sólo afectara a aquellos con más de un millón de euros en activos.
La alternativa a esta figura podría ser imitar el modelo francés, donde existe el impuesto de solidaridad sobre las fortunas (ISF) para los que tengan bienes valorados en más de 750.000 euros, excluidos la vivienda habitual y los activos relacionados con el negocio del que el contribuyente se sirva para vivir.
El Gobierno ha dicho que el nuevo esfuerzo fiscal a los adinerados será temporal, con el objetivo de que arrimen el hombro ante la crisis y colaboren con la necesidad de reducir el déficit público. Para este esquema encaja mejor un nuevo impuesto sobre las fortunas. Los expertos ven la ventaja de que la gestión por parte de la Agencia Tributaria es relativamente sencilla y el impacto en la recaudación –con tipos bajos, del entorno del 2% y quizás con varios tramos– sería importante, de unos 2.000 millones, similar a lo que aportaba el extinto impuesto de patrimonio. Pero también le ven pegas. La más importante, la constituye el riesgo de la deslocalización.
Al margen de este impuesto, los expertos señalan que si el Gobierno decide gravar más a "los que más tienen", puede acabar elevando la fiscalidad de las sociedades de inversión colectiva (sicav) o poniendo un mínimo estatal al impuesto de sucesiones, que gestionan las autonomías desde el 2001.
Sobre el trabajo y el capital
Poco margen en el IRPF, ni por arriba ni por abajo
Tras la reforma fiscal emprendida por Pedro Solbes en el 2006, el tipo marginal del IRPF bajó del 45% al 43% para las rentas superiores a los 53.000 euros. Dar marcha atrás ahora parece complicado, aunque algunas fuentes aseguran que podría incluirse un tramo nuevo para las rentas altas con un tipo próximo al 50%. Más allá resulta prácticamente imposible a causa de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que ha dictaminado que sobre ese nivel resulta confiscatorio. Con todo, el Gobierno no está por la labor, según varias fuentes consultadas, aunque quizás se vea forzado a hacerlo. Portugal, otro país que se ha visto impelido por la Comisión Europea a realizar duros ajustes, ha aumentado el impuesto sobre la renta entre 1 y 1,5 puntos.
Pero, hoy por hoy, se trata de un escenario muy poco probable. El impuesto sobre la renta es el que aporta más dinero, en términos absolutos, a las arcas públicas, con casi 64.000 millones de euros en el 2009, año en el que su recaudación cayó un 30%. Y es, también, el que crea más alarma social cuando suben los tipos, porque es un impuesto directo. "Tú puedes subir el IVA, o los impuestos especiales y el efecto puede pasar más o menos desapercibido, pero si tu nómina cae, sientes el rejonazo como el que más", comenta un asesor fiscal.
Al margen de la tributación ligada al trabajo, en el IRPF también se grava el rendimiento del capital. A finales del año pasado, el Gobierno subió los tipos de las rentas de estos activos, que pasaron del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros y hasta el 21% para el resto. Tampoco aquí es probable que haya cambios, por el miedo del Gobierno a que el capital busque refugio en otras latitudes si se le penaliza demasiado.
Si el Ejecutivo quiere aumentar la recaudación deberá recurrir a medidas como las de eliminar deducciones. La del cheque bebé, incluida en el reciente plan de ajuste, suponía 2.500 euros por nacimiento o adopción, con independencia del nivel de renta. Dejará de estar vigente a partir del 1 de enero del 2011. En esa fecha entrará en vigor otro cambio importante para las futuras declaraciones de la renta de miles de contribuyentes: la eliminación de las deducciones por compra de vivienda habitual, excepto para las rentas inferiores a 24.000 euros.
Impuestos indirectos
El tabaco y el alcohol van después del alza del IVA
Entre el IVA (33.600 millones) y los impuestos especiales (19.350 millones), los contribuyentes aportan casi tanto a las arcas públicas como con el impuesto sobre la renta. Ahora, a principios de julio, el primero de ellos subirá del 16% al 18% en su tipo general y del 7% al 8% en el reducido, lo que tendrá un impacto de unos 5.000 millones adicionales, según el Gobierno.
Los expertos no descartan que haya nuevas subidas de este impuesto indirecto en el futuro, ya que hay margen para ello al estar todavía varios puntos por debajo de los principales países europeos. Pero no será pronto, ya que otra subida ahora tendría efectos devastadores en el consumo y, por tanto, en el crecimiento y el empleo.
Por esta razón, son muchos los que piensan que antes de volver a tocar el IVA, el Gobierno podría elevar de nuevo los impuestos especiales. Desde que gobierna Zapatero, ya lo ha hecho dos veces: en septiembre del 2005 (tabaco y alcohol) y en junio del 2009 (tabaco e hidrocarburos). Con la excepción de las gasolinas, que ya sufren un alza importante de precios por la subida del petróleo, la inflación asociada al aumento de los impuestos especiales no preocupa mucho al Gobierno. Y menos ahora, en un momento en el que, a causa del bajo crecimiento, el IPC estará controlado durante un tiempo. Por otra parte, la gran ventaja de cualquier cambio impositivo en esta materia es que no requiere de negociaciones parlamentarias ni cambios legislativos –basta con una decisión del Consejo de Ministros– y que su efecto en la recaudación resulta inmediato. Estos dos factores pueden aconsejar al Gobierno a escoger esta opción si quiere, como parece, apoyarse también en un aumento de los ingresos para reducir más rápidamente el déficit público. Los impuestos de las labores del tabaco son los que tienen más posibilidades de subir en el corto o medio plazo.
Desde el punto de vista social, en cambio, la subida de los impuestos especiales resulta más difícil de explicar, ya que los aumentos de los precios de los productos cuyo gravamen aumenta lo notan más las personas de rentas bajas. Pero, antes o después, resultará inevitable que suban los impuestos especiales no sólo por las necesidades recaudatorias, sino por el proceso de armonización fiscal con el resto de Europa.
Fiscalidad empresarial
Entre la ley de Economía Sostenible e ir a por la banca
La ley de Economía Sostenible, que encara ya su recta final un año después de ser enunciada, recogerá las principales novedades en fiscalidad empresarial que quiera abordar el Gobierno. "Se trata de aprovechar la ocasión para poner orden en toda la maraña de deducciones que existe actualmente", comentan fuentes del Ministerio de Economía, y que hacen referencia a la inversión, la I+D+i y otros muchos conceptos.
El impuesto de sociedades, en cambio, no está en la agenda del Ejecutivo. "No es un impuesto muy recaudatorio y lo que sí es evidente es que elevarlo causaría una asfixia a las empresas, que ya bastante tienen con lo suyo", afirma un fiscalista. En el 2009, la recaudación de sociedades cayó un 26% por los menores beneficios de las empresas. Por otra parte, el Gobierno bajó cinco puntos el tipo de este impuesto en el 2006, por lo que no sería coherente que lo subiera ahora, apenas cuatro años después.
Lo que gana fuerza, aunque depende poco de la voluntad del Gobierno, es la posibilidad de introducir algún tipo de gravamen específico para la banca. Estados Unidos marca aquí el camino y la Comisión Europea –donde Alemania y Francia han tenido que socorrer a sus bancos durante la crisis– quiere que haya un acuerdo más o menos global.
Al margen de lo anterior, los expertos y las asociaciones de inspectores reclaman que la lucha contra el fraude –que afecta al IVA y al impuesto de sociedades, especialmente– pase a ser una prioridad, con medios adecuados para sacar a flote la economía sumergida.
Leer aquí: http://www.lavanguardia.es/economia/noticias/20100523/53932944796/el-ajuste-presupuestario-fuerza-al-gobierno-a-rehacer-su-politica-fiscal.html
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