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09/01/2011 - Política - Artur Mas: "Si España no se mueve, no hay encuentro sino ruptura"

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Missatge  Montser Dl 10 Gen 2011, 08:55

LA VANGUARDIA.ES
Política
Artur Mas: "Si España no se mueve, no hay encuentro sino ruptura"
Publicado 09/01/2011
José Antich, Director

El president de la Generalitat repasa, en la primera entrevista con un medio escrito, los compromisos que adquirió en campaña electoral y fija el rumbo del país que le ha entregado el timón

Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956) acaba de asumir la presidencia de la Generalitat coincidiendo con una encrucijada histórica de las relaciones entre Catalunya y España y con la crisis económica más grave de los últimos ochenta años. En un mes ha formado un nuevo Govern y se ha hecho una primera impresión sobre la situación real de la institución que ya dirige. El president Mas repasa, en la primera entrevista con un medio escrito, los compromisos que adquirió en campaña electoral y fija el rumbo del país que le ha entregado el timón. Durante varias horas conversa con 'La Vanguardia' con la ilusión de quien ha alcanzado su objetivo: ser presidente de su país. “Cap fred, cor calent, puny ferm, peus a terra”. Así reza la inscripción del timón que ayer mismo instaló el president Mas en una pared de su despacho del Palau de la Generalitat en presencia de 'La Vanguardia' y con esa actitud, y plena fidelidad al pueblo de Catalunya, prometió gobernar.

El 27 de diciembre tomaba posesión a pocos metros de este despacho como 129.º presidente de la Generalitat. En sus primeras palabras subrayó que, a veces, los mejores sueños de una persona se hacen realidad. En algún momento de estos años debió pensar que no era capaz y que sería otro quien llevaría a CiU a la presidencia de la Generalitat…

La verdad, no lo pensé nunca. Siempre confié en que había una posibilidad, ni que fuera pequeña, de salir adelante. Siempre intenté contagiar ese ánimo a nuestro ejército. Estuvimos a punto de conseguirlo en el 2006, pero hasta el 2010 no salió bien. Nunca pensé en tirar la toalla, aunque sí hubo momentos de cabreo.

¿Cuándo empezó a pensar seriamente que esta vez no se le iba a escapar la presidencia?


Vi que era posible en el último año. En verano del 2009 todavía había interrogantes, pero a principios del 2010 vi que era muy difícil que se nos escapara. Lo que no sabíamos era la magnitud de la victoria que podíamos alcanzar. Ahí estaba el secreto. Ganar era seguro; gobernar, casi seguro: que lo pudiéramos hacer en buenas condiciones... en eso ya había muchos interrogantes.

¿Qué le han enseñado siete años de oposición? ¿Qué fantasmas ha dejado por el camino?

Me han reafirmado en mi tenacidad. A veces digo que tengo pocas cosas más que fuerza de voluntad, pero la tengo muy ejercitada y estos años han sido un banco de pruebas. He ganado en experiencia y serenidad personal; me he conocido más a mí mismo en circunstancias difíciles; le he puesto más distancia emocional a según que cosas y he comprobado que en la vida se aprende a base de eso que en su momento me dijo una persona: las putadas.

Dicen en CDC que en el partido ya no hay quien le tosa. Que tiene incluso más poder del que tuvo el president Pujol, que en su época tenía a Miquel Roca como contrapeso…

No creo que sea para tanto. Me tienen respeto y estima, y lo noto. Se trata de un sentimiento recíproco. En Convergència se ha creado una buena simbiosis en estos últimos años. Yo era bastante desconocido, incluso se puede decir que algo lejano para determinadas personas del partido. Pero en estos años hemos conseguido entrelazar sentimientos, emociones, proyectos… Y sigo pensando que tengo mucho que aprender.

Su gran objetivo de la legislatura es alcanzar lo que llama pacto fiscal, simétrico al concierto vasco, ¿cómo pretende sacarlo adelante si el PSC le acusa de distraer al personal, ERC de causar frustración y el PP de saltarse la Constitución?

El objetivo es que desde Catalunya recaudemos y gestionemos el dinero que producen los catalanes. Ese es el esquema. Se le puede llamar como se quiera, yo le llamo pacto fiscal. ¿El porqué? Primero, un país no puede decir que está gobernado por él mismo si no recauda y gestiona sus impuestos. Segundo, hay un déficit fiscal con el Estado de una magnitud insoportable que condiciona nuestro progreso. Es un problema de justicia y hay que empezar a explicarlo así. No es victimismo ni avaricia. Son 20.000 millones. El cómo pasa por un pacto lo más amplio posible en el Parlament. Intentaré convencer a PSC y PP, aunque estén en las antípodas de la propuesta. Les recordaré que en el País Vasco y Navarra apoyan sistemas similares. Si lo hacen allí, ¿por qué no en Catalunya? Y el cuándo lo sitúo en la primavera del 2012, con la nueva legislatura española. Si somos decisivos en Madrid, condicionaremos nuestro apoyo al futuro gobierno a lograr el pacto fiscal.

Pero si el PP tiene mayoría absoluta, el proyecto se diluye como un azucarillo…

Lo plantearemos igualmente. La relación Catalunya-Estado está por encima de las coyunturas estrictamente aritméticas y si en Madrid no se dan cuenta de que Catalunya tiene que mejorar su autogobierno y resolver su déficit fiscal apabullante, que no se sorprendan si en Catalunya hay cada vez más gente que pide un Estado propio. No pueden cortarnos las alas permanentemente y seguir sin resolver los problemas fundamentales que tienen los catalanes. Ellos también tendrán que hacer su reflexión.

Pero con una mayoría del PP, ¿tocaría esperar otra legislatura o habría otro camino?


Si hay mayoría absoluta del PP –la del PSOE la descarto–, Catalunya tendrá que hacer su propio camino. Eso no incluye necesariamente una convocatoria de referéndum de independencia que provocaría una problema dentro de Catalunya. Probablemente la mitad estaría a favor y la otra mitad en contra. Prefiero administrar un grado de tensión controlado con el Estado central, que el ruido interior y la descohesión de la sociedad catalana. Uno de nuestros tesoros es progresar manteniendo la unidad social. También hay que recordar que depende de los catalanes que el PP no tenga mayoría absoluta, Si Catalunya dio una mayoría importante a Zapatero en el 2008, también puede reflexionar sobre lo que habrá que hacer en el 2012.

¿Ha hablado ya con el presidente del Gobierno?


Todavía no, más allá de la llamada de cortesía.

¿Ha pedido una reunión?

No, no tengo prisa. No quiero una visita protocolaria, sino de trabajo. Eso hay que prepararlo.

¿La desconfianza que tiene hacia Zapatero marcará cierto bloqueo institucional?

Espero que no. No nos lo podemos permitir. Los gobiernos han de tener canales de diálogo para solucionar problemas y fijar metas. Preservaré la relación institucional y procuraré que sea fluida y eficaz. Otra cosa es la relación personal. A esa no le doy una importancia definitiva.

¿Cuál debería ser la agenda en este primer encuentro?

Habrá que hablar de cómo Catalunya puede disponer de un nivel de ingresos para el 2011 que nos permita mantener los servicios públicos, invertir para modernizar el país y apoyar al tejido productivo. Nos dicen que habrá menos dinero que en el 2010. Con la nueva financiación, que el tripartito calificó de “fantástica”, se crearon tres fondos uno de los cuales favorecía a Catalunya y a los territorios más productivos. Pues en los presupuestos del Estado para el 2011 no hay ni un euro. Esa es la patata caliente que nos han dejado encima de la mesa.

Junto al tripartito, instituciones de la sociedad catalana avalaron fervientemente ese acuerdo de financiación.

Pues cuando vean el resultado, tendrán que volver a analizarlo. Insisto, lo primero que hay que conseguir del Estado central es que Catalunya no tenga menos ingresos de los que ha logrado en el 2010. El Estado no puede centrifugar así el déficit a las autonomías. También hay que reclamar que nos paguen lo que deben en inversiones en infraestructuras.

Que sería…

Concretaremos la cifra con pulcritud. Podemos invertir menos en el 2011, pero hay que seguir invirtiendo y el Gobierno debe cumplir sus compromisos. Por otra parte, hay que ver cómo le ayudamos, con mentalidad de tejido productivo y de pyme, a mejorar la economía en su conjunto y crear puestos de trabajo. Los últimos datos demuestran que estamos en una situación estabilizada pero en un punto muy negativo, 17-20% de paro. Otro tema que debatir con el Gobierno es revisar algunos traspasos de competencias que creemos no estaban bien planteados. Por ejemplo, las cercanías y los regionales.

Decía en su discurso de toma de posesión que había que avanzar hacia la plenitud nacional. ¿Cómo se concreta?


En el terreno económico con un pacto fiscal que nos permita administrar nuestros propios recursos. No avanzaremos gracias a Madrid, porque siempre nos pondrá todos los impedimentos posibles, la historia lo demuestra. Hacia la plenitud nacional se avanza con una conciencia nacional, que tiene que ser compartida por el conjunto de la ciudadanía catalana. Siempre habrá pequeños grupos que no se identifiquen pero no hay más camino que picar pedra. Hay que convencer a la gente de que ser catalán no es sólo un problema de herencia, sino que también es un tema de proyecto. Que ser catalán es mejor que no serlo, que en Catalunya se hacen las cosas bien, que nuestra cultura es atractiva, nuestra lengua seduce y nuestra creatividad se contagia.

¿Enlaza esto con el inicio de la transición nacional catalana que citó en su investidura?


La plenitud nacional es más un tema de conciencia interior, de alma. La transición catalana es más un tema de estructura, de cuerpo. Cuando nos miramos en el espejo como catalanes nos tenemos que gustar y ahora eso no pasa. Cuando nos gustemos, Catalunya tendrá más conciencia nacional y entonces se avanzará hacia la plenitud nacional. La transición nacional consiste en virar la nave de la España autonómica de los últimos treinta años hacia el derecho a decidir del pueblo catalán.

Mientras usted hace este discurso, fuera de Catalunya se recortan los hechos diferenciales. Está la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, la manifestación del 10-J, ¿Cómo casan todas estas cosas?

Casan si entre Catalunya y España somos capaces de hablar claro y francamente. Yo lo estoy intentando. Durante treinta años hemos intentado honestamente transformar el Estado español en un Estado plurinacional en el que Catalunya se sintiera respetada, bien acogida y comprendida pero no hemos tenido éxito. En los últimos treinta años y en los últimos 150. Admito que España, que se considera una nación, tiene derecho a no ser cambiada. Son más que nosotros y tienen más fuerza. Pero al mismo tiempo, les pido que hagan un reconocimiento igual en sentido contrario. También tienen que entender que, por mucho que lo intenten, Catalunya no se va a convertir en una región periférica. Catalunya seguirá siendo una nación con todo lo que significa. A partir de ese reconocimiento, podemos intentar ver qué nos depara el futuro. Seguramente Catalunya no puede proseguir su camino e intentar convertir a España en un Estado plurinacional, pero tampoco España puede seguir pensando que Catalunya se va a convertir algún día en una región periférica de la península Ibérica. Si en eso nos ponemos de acuerdo, podremos identificar dónde podemos colaborar. Nosotros estamos dispuestos a seguir colaborando en el Estado español pero con un cambio de registro. Si España pretende que el diseño de las autonomías que se hizo en su momento es inamovible, ahí no hay punto de encuentro sino de ruptura. Y también depende de ellos.

...

Quiero añadir que siempre tenemos que contestar preguntas sobre dónde queremos ir y hasta dónde queremos llegar. Después de estos treinta años, Catalunya también tiene derecho a plantear preguntas a los demás. ¿Hasta dónde está dispuesto el Estado español a cambiar para acoger a Catalunya, hasta dónde está dispuesto a cambiar para que Catalunya se sienta respetada y apreciada dentro del Estado español?

En su toma de posesión, y utilizo sus palabras, dijo que había “mamado el país, respirado con la gente sufrimientos, ilusiones y esperanzas”. Así ganó en 925 municipios de los 946 de Catalunya. Pero también a base de compromisos, como el de formar el gobierno de los mejores. ¿En qué medida cree que lo ha logrado?

Creo que hemos sacado un notable alto. Siempre es subjetivo porque al final, ¿los mejores, qué quiere decir? Cada uno tendrá su opinión. La mía es que lo hemos conseguido con un notable alto.

En su hoja de ruta, Andreu Mas-Colell fue de los primeros en tener un sitio en el Govern al frente del Departament d'Economia i Coneixement. ¿Qué le aporta Mas-Colell?


Aporta prestigio, interior y exterior. Mas-Colell es un hombre que puede escribir en el Financial Times si quiere. Eso no está al alcance de cualquiera. Además de experiencia, conocimiento, serenidad y exigencia. Todo junto no es poca cosa.

Su primer diagnóstico fue que la Generalitat puede tener problemas serios en sus arcas y no podrá garantizar los pagos más allá de uno o dos meses.

Hemos encontrado una situación algo peor de lo imaginado. Parto de la base de que no podemos ni debemos ocultar la verdad ni la realidad, pero también digo que no estamos en el Govern para hacer un juicio sobre el tripartito. Hemos venido a levantar un país, a sacarlo del bache y a trabajar. Así que, es cierto, la situación es delicada, muy delicada. El déficit del 2010 será un 50% mayor de lo previsto y en el 2011 tiene que ser 2,5 veces inferior. Nos obligará a ajustar todas las cuentas.

Entiendo que no va a realizar ningún tipo de auditoría sobre cómo se ha invertido o gastado el dinero en los últimos años.

La auditoría se hará partiendo de los números que nos dé la intervención general. Sin ánimo de revancha, insisto, ni de colgarle el muerto a nadie. Simplemente para que se conozca la realidad y todo el mundo sea consciente de ello. Aun así, creo que no está de más que haya un contraste externo. No será fácil ni rápido, pero la situación es superable. Nos hemos dado dos años para estabilizar la nave, para reparar las vías de agua, por lo menos las principales y a partir de ahí, ponerse a navegar.

Ha incorporado a Ferran Mascarell en Cultura provocando sus más y sus menos en CiU, pero sobre todo en el PSC.

Antes de las elecciones repetí una y otra vez que en el gobierno de los mejores incorporaría gente de fuera de CiU. Nadie se puede llevar las manos a la cabeza ni rasgarse las vestiduras, porque en CiU y fuera de CiU todo el mundo sabía que lo iba a intentar. Incorporar a gente de otros partidos era importante, no para meter el dedo en la llaga del PSC, sino para lograr un Govern con la mayor amplitud de miras posible, que aglutine al país y no sólo a un partido. La prueba de que no queríamos hurgar en la herida es que hablé con el president Montilla para explicarle los contactos con Mascarell y que no quería que se considerara una agresión hacia el PSC.

Aun así, ¿no tiene la impresión de haber creado malestar en el PSC?

Sí, pero creo que se han equivocado en la reacción porque al sentirse tan dolidos han magnificado la situación. Nadie puede discutir que Mascarell es uno de los mejores en el ámbito de la cultura. Ha sido durante muchos años militante del PSC, con cargos importantes, pero tampoco es para quejarse tanto. Les recuerdo que una persona que fue secretario general de CDC, como lo fue Pere Esteve, formó parte del primer tripartito, fichado por ERC y bajo la presidencia de Pasqual Maragall.

Y ustedes se quejaron…

No públicamente. Nos dolió, había sido secretario general de nuestro partido. Mascarell nunca ha tenido altas responsabilidades en el PSC.

A la consellera de Justícia, Pilar Fernández, se la sitúa cerca del PP y se recuerda su oposición a las consultas soberanistas que CiU no impulsó pero en las que sus dirigentes participaron. Imagino que le consta nerviosismo en su partido.

Sé que es un nombramiento que en algunos ámbitos ha despertado algún resquemor. Pero hay que entender que Pilar Fernández tiene un currículum excepcional como jurista y que si como abogada del Estado se posicionó contra las consultas fue porque es una persona disciplinada. Un abogado del Estado es un alto funcionario que ejecuta órdenes. Es evidente que en un gobierno de CiU el compromiso va a ser diferente del que fue en su momento el del Gobierno central. Valoro su capacidad como persona disciplinada y aprecio su prestigio jurídico.

Pero ¿qué le aporta?

Experiencia de trato con la Administración General del Estado, experiencia con la propia Generalitat y nos garantiza máxima solvencia jurídica.

Hablemos de sus compromisos: suprimir el impuesto de sucesiones con efecto el 1 de enero del 2011. ¿Cuándo lo aprobará el Govern?


Intentaremos que sea en el primer semestre de este año. El objetivo es que ningún catalán sea discriminado respecto a otros territorios del Estado, así que equipararemos la legislación catalana a la más beneficiosa del resto de las autonomías. Desde el punto de vista financiero no es un buen momento, pero hay que cumplir los compromisos. Habrá menos ingresos, cierto, pero evitaremos que los catalanes inviertan en otras comunidades para eludir el pago de este impuesto. Es importante que el dinero se quede en Catalunya y trabaje en Catalunya.

Otra promesa electoral: el punto 785 del programa dice que eliminará el límite de los 80 km/h en los alrededores de Barcelona y la Conselleria d'Interior no habla de supresión sino de comisiones de estudio.

Le he dado el mes de enero de plazo al conseller Felip Puig para que haga una propuesta sobre cómo eliminar la limitación de 80 km/h. Otra cosa es que haya medidas de velocidad variable. Es una instrucción taxativa por mi parte y me consta que Puig tiene toda la intención del mundo de cumplirla.

Semana blanca. La consellera de Ensenyament ha abierto la puerta a que las escuelas que quieran puedan replantearla este mismo año. ¿No habría sido mejor dejar este año como estaba y plantear los cambios para el próximo?

El problema es que la semana blanca se diseñó sin recursos. Y la pregunta que yo le hice a la consellera fue: ¿Tú crees que ahora, cuando tenemos que reducir el presupuesto y luchar contra el fracaso escolar, hay que destinar dinero que no tenemos a la semana blanca? Su respuesta fue muy clara: No. Y aunque lo pudiéramos gastar, con las partidas que dejó el tripartito pueden tocar 10 o 15 euros por alumno para toda esa semana ¡cuando puede costar 300! No quiero hacer el ridículo. Si damos 10 o 15 euros por alumno a una familia y encima pagamos tarde, nos van a correr a gorrazos con toda la razón del mundo. Haremos lo que podamos, pero advierto que para eso no hay dinero.

¿No sería mejor suprimirla?


Seguramente iremos por ahí. Este será un curso de transición. Para el próximo mantendremos el inicio del curso sobre el 7 de septiembre y distribuiremos la llamada semana blanca en fines de semana algo más largos a elección de cada escuela o distrito territorial. Por ejemplo, recuperar el día siguiente a Reyes como festivo fijo. Creemos que es más racional. En plena crisis no se puede pedir a las familias que hagan un sobreesfuerzo y lo que no haremos será dejar la mitad de los niños en casa y la otra mitad de semana blanca.

Sí, pero este curso...

Estoy esperando la propuesta definitiva de la consellera.

¿Podría anularse?


No lo descarto. Aunque hay un problema: los compromisos con centros especializados en ocio infantil...

Alguien tendrá que pagarlo.

Habrá que trampearlo como se pueda pero advirtiendo ya que lo que se prometió como semana blanca es irrealizable. Además, si tuviéramos dinero no lo destinaríamos a la semana blanca sino a reforzar la lucha contra el fracaso escolar.

Hay una gran preocupación por si seremos capaces de mantener el actual Estado de bienestar. Los políticos insisten en que no hay dinero pero dicen que tampoco se tocarán grandes cosas ni se va a instalar el copago. ¿Cómo se pueden conjugar ambas cosas?

Yo no he dicho que no se vaya a tocar nada, al revés. El presupuesto de la Generalitat para el 2011 va a ser inferior en números absolutos al del 2010. Eso requiere tocar cosas. Se empieza por el aparato político de la Generalitat y después vendrán más cosas. Este año será parco en inversión pública en Catalunya por parte de la Generalitat. No se podrá gastar tanto ni tan alegremente pero la contención es fundamental para que algún día podamos reforzar las políticas de bienestar y las inversiones. Si no lo hacemos ahora, lo pagaremos mucho más caro. Es lo que le ha pasado al Gobierno español, lo ha hecho tarde y encima vigilados por la UE. Sé que no nos aplaudirán, pero hay que aplicar la tijera ya.

Sí, pero al final las dos partidas presupuestarias más altas son las de enseñanza y sanidad.


Pero se puede hacer mejor, se puede ser más eficientes con el mismo dinero y hasta con un poquito menos. Por ejemplo, hay que descomprimir el país y los servicios que se prestan. Que maestros, médicos y enfermeras estén más pendientes de cumplir con trámites burocráticos que de su trabajo nos cuesta dinero. En el Govern, es responsabilidad de cada conseller que en su departamento se haga lo mismo o incluso más con menos dinero.

La última sentencia del Tribunal Supremo sobre la inmersión lingüística ha causado una gran alarma en muchos sectores de la sociedad catalana, que temen incluso que el modelo escolar de estas últimas décadas esté realmente en juego y se tenga que ir a un modelo diferente. El PP, partido con el que tendrá que entenderse más pronto que tarde en Madrid, ha hecho una bandera de este tema. ¿Cuál es la situación?


La situación es menos mala de lo que se dice o de lo que algunos presumen, pero es preocupante. La deriva que esto está cogiendo es hacia una cierta ruptura de la inmersión lingüística en catalán. Es una cuestión donde no nos vamos a entender con el PP y por nuestra parte no es negociable. Así de claro. Nosotros no vamos a dar marcha atrás en la inmersión lingüística en catalán porque consideramos que es un factor de cohesión social básico y la única manera que hay de que amplios sectores de la sociedad catalana conozcan normalmente el catalán. Si nos cargamos esto, habrá una parte de la sociedad catalana que se va a descatalanizar en el sentido de que se van a olvidar de los referentes culturales y lingüísticos. Esto sería negativo para todos, incluso para los que se desenganchen. Por tanto, como el catalán es la lengua débil en este sentido, hay que hacer cosas de discriminación positiva para ayudarla a que sea conocida por todo el mundo. Eso pasa por la inmersión lingüística en la escuela. Segundo, no es un tema de gran debate social sino de erosión política. Hay algunos partidos que quieren ganar puntos y votos con este tema sabiendo que no responde a una demanda social profunda. Tercero y también importante: voy a hacer todo lo posible para que el nivel lingüístico suba en Catalunya en todos los idiomas, también en castellano. Cuando defiendo la inmersión lingüística en catalán, no digo que el castellano no tenga que ser conocido y bien conocido, bien hablado y escrito. Ahí tenemos un problema, nosotros y el resto de España, porque nuestro nivel lingüístico, en general y en cualquier idioma, es más bajo de lo que debería ser.

Por ese camino ¿no estará desacatando la sentencia como dice el PP?


Entiendo que no, porque la propia ley en Catalunya acoge la excepción de las familias que quieran que un alumno tenga la inmersión en castellano. Lo que ocurre es que la gente lo pide poco porque ha llegado a la conclusión de que el hecho de que sus hijos e hijas aprendan bien el catalán no significa un demérito ni una pérdida de tiempo. Abre puertas en lugar de cerrarlas.

¿Qué pasaría si el Supremo alterara la inmersión lingüística y le obligara a acatar la sentencia y establecer una doble red escolar?

Pues tendríamos un conflicto político de primerísimo orden. Porque creo que muy mayoritariamente la sociedad catalana no estaría por esa labor y los partidos tampoco. Ahí nuestra alianza con el PSC es clave. Es muy importante que el PSC siga defendiendo ese modelo de inmersión, dando por supuesto que esto no tiene que ser una excusa para no mejorar el modelo lingüístico general, también del castellano. Pero la alianza con el PSC es fundamental.

El Parlament aprobó en la anterior legislatura una ley de consultas que ustedes no votaron y que el Gobierno ha recurrido. ¿Qué van a hacer?

Vamos a intentar modificar la ley aprobada para ampliar el margen del Gobierno catalán de organizar consultas que no sean por la vía de referéndum. Porque tal como está hecha la ley en Catalunya, todas las consultas tienen que ir por la vía del referéndum y según la Constitución, siempre tienen que autorizarse por el Consejo de Ministros. El Gobierno catalán tiene que poder hacer consultas, que no tengan la vinculación de un referéndum pero que tengan el valor político de una consulta real. Por ejemplo, imaginemos, que no es seguro, que para plantear el pacto fiscal hay que ir a una consulta popular por parte del Gobierno catalán. Hay que poder hacerlo sin que lo autorice Madrid. Eso la ley actual catalana no lo permite.

Imagino que cuando dice intentar modificar la ley, estaríamos hablando de los próximos meses…

Evidente, dentro de este año si podemos.

Catalunya ha llevado a cabo una serie de fusiones de cajas. ¿Es partidario de seguir avanzando?

La situación de las entidades financieras sigue siendo complicada y lo seguirá siendo durante comomínimo este año 2011. Hay algunas entidades que están mejor que otras, también en Catalunya, pero la historia reciente nos demuestra que hay que mentalizarse de que quizá habrá que hacer más fusiones dentro de la propia Catalunya, en el ámbito financiero. No digo a cortísimo plazo pero no hay que descartarlo. Segundo, las tenemos que hacer dentro de Catalunya. Que no nos vuelva a pasar como nos ocurrió, que alguna entidad financiera catalana acaba de hecho prácticamente en manos de entidades de fuera de Catalunya.

En este nuevo puzle, en su opinión ya no sólo entrarán cajas sino también bancos.

Sí, señor.

'La Vanguardia' ha publicado que desde su administración se ve con una cierta simpatía que hablen el Banc Sabadell y Catalunya Caixa.

Se ha dicho, es la primera vez que se me pregunta. Hay que tener todas las opciones abiertas encima de la mesa, no solamente esta. En cualquier caso, la solución tiene que ser catalana. Es fundamental. Nos quedan muy pocas entidades financieras y quizá en el futuro todavía nos quedarán menos, no lo afirmo con rotundidad pero es posible que sea así, pero que estas menos sean más grandes y que tengan más músculo y capacidad de proyección de cara al futuro. Lo que sí es fundamental es que la solución sea catalana y tenemos posibilidades de que sea solamente catalana.

¿Pero ve bien esa opción?


Es bien vista si no se considera la única opción, por eso digo que todas las opciones están encima de la mesa, si son necesarias. Pero la cláusula, la solución, es que tiene que ser catalana, que no perdamos poder financiero en relación a nuestra situación actual.

Se pronunció en contra de la subida del IRPF llevada a cabo por el tripartito. ¿Mantiene el compromiso de devolverlo a la situación anterior durante esta legislatura?

Mantengo el compromiso de que todos los incrementos fiscales e impositivos que hizo el tripartito en el transcurso de la legislatura iremos poniéndolos al nivel de antes de las subidas. Y la prioridad es actuar sobre el impuesto de sucesiones en este año 2011, por el hecho de que hay una discriminación evidente y nuestro compromiso y credibilidad.

¿Descarta usted que tenga que subir algún impuesto?

Haré lo imposible para no subir impuestos y para moderar la presión fiscal.

Leer aquí: http://www.lavanguardia.es/politica/20110109/54098906742/mas-si-espana-no-se-mueve-no-hay-encuentro-sino-ruptura.html
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